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Crónica | Cena contemporánea

Sueños teatrales entre los sueños arquitectónicos de Óscar Niemeyer

Por XII año, en este extraño invierno con una sequía desértica, Brasilia, la ciudad inventada por unos soñadores utópicos, convertida en capital política y administrativa de Brasil, se transforma en una de las citas más importantes para el cruce de las dramaturgias contemporáneas de todo el mundo.

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Carlos GIL

Treinta y un espectáculos configuran este año la Cena Contemporânea, el Festival Internacional de Teatro de Brasilia, con algunos de los mejores espectáculos del año de Argentina, Corea, México, Polonia o Australia; pero también para que se puedan conocer las últimas creaciones de los grupos brasileños y brasilienses. La presencia vasca se reduce a que en el espectáculo «Las tribulaciones de Virginia», de Los Hermanos Olegor, uno de los creadores e intérprete de este curioso espectáculo estrenado hace casi diez años es un ciudadano que vive y cosecha buen vino de garnacha en Tutera. Del Estado español participó «Provisional Danza», con su reconocida «Ni ogros ni princesas» de la coreógrafa Carmen Werner.

Si importante es la programación de espectáculos, con dos o tres ofertas diarias y las salas totalmente llenas de un público entregado, este Festival se caracteriza por el número de actividades paralelas, tanto en forma de talleres, que completan una oferta de ayuda formativa importante, y por los debates, como el que se celebró ayer con la participación de decenas de gestores y directores de festivales de Latinoamérica, con intervenciones europeas también, en el que se analizaron las posibilidades de colaboración, el uso de redes activas, las relaciones institucionales; con el sonido de fondo de la crisis económica global, aunque Brasil no parece muy afectada.

Vimos de nuevo “Amarillo”, una excelente creación mexicana de Teatro Línea de Sombra, que trata el cruel asunto de la migración clandestina fronteriza, pero lo hace con tanta capacidad y penetración artística, con una sabia utilización de los medios audiovisuales convertidos en parte fundamental de la dramaturgia escénica, que lo hacen impresionante, fantástico, de lo mejor de los últimos tiempos gracias a la entrega actoral bajo la dirección de Jorge A. Vargas. Este trabajo se podrá ver en Les Traslatines de Baiona y Miarritze el próximo octubre.

De Australia llegó una familia, una pareja, sus dos hijos y unos ayudantes técnicos, para instalar su circo, su belleza simple, su filosofía de vida transformada en mensaje creativo. Se llaman Acrobat y su espectáculo “Propaganda” es una delicia, tanto por la genialidad técnica de los artistas, con números inverosímiles por su dificultad, pero sobre todo, en la forma de presentarlo, todo artesanal, sin grandes aparatos, con apenas luz, con mucha dulzura, sensibilidad y sentido del humor. Una de esas maravillas únicas, técnicamente perfecta.

De menor rango nos pareció el trabajo de la compañía argentina Quinta Deva que se presentó con un fantástico título: “Qué ruido tan triste es el que hacen dos cuerpos cuando se aman”, basado en cinco textos breves de otros tantos autores, entre ellos Sanchis Sinisterra y Santiago Serrano, que encontramos pobre de recursos interpretativos y con una dirección muy limitada y una dramaturgia general inexistente.

Del teatro brasileño, destacamos el impresionante trabajo de la Companhia do Latâo de Sao Paulo, que presentó la primera parte de su “Ópera dos vivos”, titulada “Camponesa”, con dirección y dramaturgia de Sérgio Carvalho, de auténtica inspiración brechtiana, un teatro político y didáctico presentado de manera excelente con un reparto de excelentes actores, una puesta en escena adecuada en sus formas al fondo que transmitían en este caos con las revueltas campesinas y la lucha cultural de los años 60 del pasado siglo. Basada en hechos reales, pero con una dramaturgia contemporánea y puesta en escena moderna, los brasilienses de Chang Produçoes ofrecieron “A despedida”, sobre la figura de la princesa Isabel. Un trabajo atractivo, con un buen reparto al que se le exige retos físicos y disposición espacial sugerente.

Con texto del francés Gerald Sibleyras, el Grupo Cena de Brasilia presentó “Heróis, o caminho do vento”, una entrañable reunión de tres ancianos que rememoran su aventuras de combatientes en tantos frentes, con un reparto muy bien seleccionado y compaginado y una dirección eficaz de Guilherme Reis. Transe Teatro Transe, también de Brasilia, con Adeilton Lima haciendo un auténtico alarde interpretativo, con numerosos matices para dar vida a ese funcionario público de la Rusia decimonónica que retrató Gogol en “Diario de un louco”. 

Desde Río

La Companhia Teatro Líquido es de Río de Janeiro, y afronta en el unipersonal «9 mentiras sobre a verdade» un juego de roles, con un establecimiento de diferentes capas de la relación que van acusando la inhibición de los sentimientos verdaderos. Un trabajo demasiado esforzado de la actriz Vanise Carneiro. También es carioca el unipersonal «Depois do filme», escrito, dirigido e interpretado por Aderbal freire-Filho; un recorrido por el Río más desangelado, una descripción no melancólica de una manera de entender un mundo quizás en proceso de desaparición. En la actuación presenciada se dio una circunstancia que muestra la casta de este gran maestro brasileño de 70 años ya que sufrió una caída muy aparatosa desde una silla, pareció quedar conmocionado en el suelo, se levantó y se le veía claramente un chichón en la frente, sangre en la nariz. Después de recomponer la figura continuó con la representación, entregado, dolorido, inconmensurable en su capacidad de seducir. Aplausos por esta gran lección de coraje interpretativo. Esto es Teatro.

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