A pesar de que entre el personal de las tres cajas se extendió la idea de que esta próxima semana CCOO presentará una contraoferta para cerrar un acuerdo de cara a las asambleas del día 16 en BBK y Caja Vital y del 23 en Kutxa, Patxi Ruiz, responsable del sector de cajas de la Federación de Servicios Financieros y Administrativos de CCOO, desmintió este viernes a GARA que hayan alcanzado un acuerdo con las cajas para apoyar la transformación en un banco.

El responsable de CCOO explicó que «nos tendrán que convocar a una reunión, porque desde el 27 de julio no se ha producido un contacto entre sindicatos y las cajas para avanzar en el tema laboral». Destacó que el acuerdo al que pueda llegar CCOO debe incluir a las tres cajas -«no sólo miramos a Kutxa»- y advirtió de que las bases deben seguir los principios a los que CCOO llegó con el PNV en el último intento de fusión entre BBK y Kutxa en 2008, aunque reconoció que entonces era una fusión a dos y en la actualidad son tres, lo que «modifica algunos parámetros».

Para el responsable sindical, en el tema de las prejubilaciones «no tiene porqué haber problemas» y considera que «no creo que sean entre 900 y 1.000 empleados», como adelantó un directivo de Kutxa.

El acuerdo logrado entre CCOO y Pixkanaka Kaskari para llevar adelante la fusión entre Kutxa y BBK fijaba que se podrían prejubilar quienes tuvieran 58 años en diciembre de 2011 y tuvieran, al menos, una antigüedad de diez años, fijaba la movilidad geográfica de forma voluntaria y establecía también un sistema de «bajas indemnizadas» hasta el 31 de diciembre de 2012. También regulaba «una serie de garantías sindicales» que mostraban que cada sección sindical recibiría anualmente una ayuda económica. Para 2012 se preveía que esa ayuda consistiría en 1.000 euros por delegado de personal o miembro de comité de empresa.

La fusión de BBK y Kutxa no se logró y, por lo tanto, no se avanzó en esas cuestiones laborales. En el proceso actual, el problema es más profundo. Como indican algunos sindicalistas y políticos «nos jugamos más: el modelo financiero y de país». Porque, todas las partes admiten que si la fusión sale adelante como está acordado, significará la desaparición del modelo social, público y participativo de las cajas, y la aparición de inversores privados que, en algún momento, podrán desplazar el centro de decisión.

Espadas en alto

Todavía las espadas están en alto. Es en Kutxa donde se mantienen las dudas. Su presidente, Xabier Iturbe, necesita, si no varían los votos de los clientes, nueve apoyos para lograr la mayoría de dos tercios. Por eso, CCOO (diez votos) representa una opción directa, aunque este sindicato recuerda que «es un salto muy grande el pasar de una caja a un banco».

Sin embargo, también caben otras posibilidades. Entre ellas, dar marcha atrás a ese modelo de banco privado y crear un banco público y de carácter social, es decir modificar su origen previsto en el proyecto de constitución del banco. O, algo más simple, fusionar las cajas como ya se pretendió en 2005. Son solventes y eficaces, por lo que no tendrían problemas para salir adelante. Entre otras opciones, también se apunta que Kutxa se quede fuera de ese banco, posibilidad que, por otra parte, ya contemplan Mario Fernández y Carlos Zapatero. Ante esta posibilidad, Ekai Center señala que Kutxa «se quedaría como la única caja vasca» y su grado de desarrollo en Euskal Herria constituiría «un elemento de fortaleza importante».