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Rebelión en Libia

«Llevamos a Gadafi en nuestro corazón», afirman libios que aún defienden al coronel

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Alberto PRADILLA | TRÍPOLI

«No sé dónde está Gadafi, pero lo llevamos en nuestro corazón», proclama, golpeándose el pecho, un tripolitano que acude a visitar una tumba del cementerio de Suhada Ashut.

No quiere dar su nombre, tiene miedo a las posibles represalias, pero reivindica el gobierno del coronel y echa pestes sobre los rebeldes y sus aliados de la OTAN. «Gadafi creó una buena industria, una buena agricultura, y ahora los americanos, los franceses y los italianos quieren quedársela», protesta este hombre de mediana edad que se hace entender gracias a las precarias traducciones de dos de sus hijos.

Los tres viven en el barrio de Znata, en la capital, y constituyen una de las pocas voces que reivindican el gobierno de la Yamahiriya. Buscar leales a Gadafi en medio de las interminables celebraciones de los insurgentes resulta una compleja tarea.

«El nuevo gobierno lo han traído los americanos», denuncia, para después lamentar la incertidumbre que, a su juicio, acarrea la irrupción del CNT en Trípoli. «No sabemos qué es lo que van a hacer. Por ahora no me gustan, pero veremos», señala, convencido de que los aliados pusieron a Gadafi en el punto de mira «porque gastó mucho dinero para expandir el Islam en Africa».

La ingente cantidad de armas que desfilan de forma incontrolada por la capital es una de las grandes preocupaciones de este hombre que se pasea por el cementerio señalando las tumbas de los leales fallecidos. «Son mártires porque murieron defendiendo a su país», repite.

Algunas de estos nichos ni siquiera llevan nombre. «Gadafi hizo cosas malas pero, ¿qué presidente no las ha hecho?», argumenta. En su opinión, «todos los libios disfrutaban de libertad. El que diga lo contrario es que no estaba aquí».

«Mentiras de la OTAN»

No obstante, reconoce que muchos libios secundan las reivindicaciones surgidas el 17 de febrero. «Se han creído las mentiras de la OTAN», se queja. A pesar de su oposición frontal al gobierno transitorio, este hombre menudo y que trabaja en cualquier apaño que caiga en sus manos tiene claro que no se enrolará en ningún tipo de resistencia. Teme que las fuerzas insurgentes terminen por arrestarle debido a sus opiniones. Sus hijos asienten, con gesto preocupado.

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