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rosa martín | Iruñea

Juicios sin justicia

El próximo mes de octubre se juzga en Madrid a once jóvenes navarros. Sus delitos no son otros que ser joven y pensar diferente. No les gusta la sociedad en que viven e intentan mejorarla trabajando en sus pueblos, protestan contra la corrupción política, injusticia social, inestabilidad laboral, paro, etc... intentan mantener su cultura y su lengua y, en definitiva, pretenden mejorar una sociedad que cada día es más injusta.

En esta maravillosa democracia que tenemos hay una maravillosa Constitución que todos conocemos, contiene artículos con un montón de derechos y deberes, aunque sólo se cumplen los deberes, los derechos se vulneran cuando conviene, y sobre todo, con la Ley Antiterrorista, deja a las autoridades vulnerar cualquier derecho que asiste a una persona que piense diferente.

Estos jóvenes llevan sufriendo desde hace varios años, más o menos desde 2008 un acoso y abuso de poder, están encarcelados en espera de juicio 3 o 4 años, en libertad provisional habiendo pagado fianzas de 96.000 euros en total, acudiendo semanalmente a las autoridades a firmar; los que permanecen en prisión están a más de 400 kilómetros de sus casas y considerados en las prisiones «muy peligrosos».

Cuando por fin se les juzga es algo que hay que ver para creer: sus únicas pruebas inculpatorias suelen ser declaraciones de amigos conseguidas en los cinco días de incomunicación bajo tortura policial, que han denunciado y negado en presencia del juez. Se les acusa de pertenencia a organización terrorista y yo me pregunto ¿Estas organizaciones tienen un libro de registro donde se anotan los nombres y se les da un carnet de afiliación como en las piscinas, sindicatos, bibliotecas etc...? ¿Por eso saben que pertenecen a dicha organización? Qué triste asistir a estas obras teatrales donde se sigue un guión y todos sabemos el final de la obra.

Los delitos son iguales los cometa quien los cometa, da igual sea un joven inconformista o no, pero el castigo no es igual. Si un joven navarro destroza algo de la vía publica, eso es terrorismo, y se le condena a diez años de prisión y a cumplir condena bien lejos. Si lo hace cualquier joven en una juerga, eso es vandalismo y se sanciona con una multa.

Siempre he estado en contra de cualquier tipo de violencia, pero aquí no se juzga eso, se condena el libre pensamiento y la ideología.

Ruego a quien quiera leer esta carta que profundice en el tema y que se informe sobre cómo está este sistema. Yo hace unos años pensaba que había justicia y que nuestra lucha juvenil contra la dictadura había dado sus frutos, que nuestros hijos estaban seguros en esta sociedad, pero me equivocaba, sólo están seguros los que acatan las normas aunque sean injustas.

Da igual estemos en democracia o dictadura, pensemos que tenemos hijos y les hemos enseñado el libre pensamiento y ahora sufren condenas injustas. Si no son tus hijos, pueden ser tus nietos, estas leyes tienen que abolirse y que la justicia sea igual para todos.

Sólo pido que pensemos en el abuso que se esta cometiendo con la juventud.

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