La vida está llena de altibajos y Alavés y Eibar lo demostraron ayer mejor que nunca. Si el cuadro armero, que parecía en camino ascendente tras la debacle de la primera jornada, se las prometió felices con el gol de Altuna, ese nuevo tanto encajado en jugada de estrategia abrió la puerta a los fantasmas albiazules. Hora y pico más tarde los papeles habían cambiado, con un Alavés encaramado en zona de play-off y su rival de vuelta en puestos de descenso. Las dos caras de la moneda.

El equipo gasteiztarra comenzó el encuentro como había acabado el anterior, mal. Atemorizado atrás, intentó tocar con los hombres equivocados y alejó continuamente tanto a Indiano como a Javi Rubio de las jugadas. No es de extrañar que cayese en las fauces de un Eibar muy bien colocado sobre el terreno de juego y que no tardó en acercarse al área con peligro.

A los cuatro minutos, Mainz robó un balón a la lenta transición alavesista, estrellando su disparo en la cepa del poste. Instantes después sería Gabri el que probara los buenos reflejos de Rangel. Y en el minuto ocho, la misma pareja volvió a tener el protagonismo, también con resultado idéntico.

A balón parado

Se estiró el equipo de De la Fuente con un juego más convulso que combinativo, pudiendo llevar algo de peligro sólo a balón parado. Con un considerable historial negativo, los albiazules defendían los córners con todos dentro del área y en zona. La medida se reveló nefasta porque en el minuto 23 Altuna aprovechaba precisamente un saque de esquina para marcar completamente solo desde el punto de penalti.

El Eibar era mejor y ahora tenía ventaja. Pero no contaba con el arma secreta de su rival. El Alavés volvió a acogerse a la tabla salvadora de Sendoa, ex jugador armero, que, como siempre, marcó la diferencia. A la media hora anotaba el empate.

En la reanudación, el decorado se mantuvo. Con Lázaro al timón en la zona medular, y las lineas tremendamente alejadas entre sí, propiciaron que el choque para los locales se convirtiera en un peligroso carrusel de balones aéreos y de continuos rechaces sin control que favorecían a su oponente.

El Eibar, bien atrás, no pasaba ningún apuro en lo colectivo y sólo en la calidad individual se percibía que los locales eran superiores. Aún así el cuadro azulgrana se mostraba muy peligroso en sus arrancadas a la contra, con el duo Gabri-Mainz y Altuna por detrás de ellos al acecho.

Con el paso de los minutos, el choque se fue partiendo y, con más espacios, parecía que la moneda podía caer de cualquiera de los dos lados. Lo hizo del lado del Alavés. O más concretamente de Sendoa que, a balón parado, colocó un impresionante centro para que Aridane solo tuviera que empujarla a gol.

Con el marcador por debajo, el Eibar buscó las internadas de Vicent por la banda izquierda, pero ya no tuvo tiempo para voltear un resultado injusto.

Empate de Osasuna y Lemona

Los otros dos partidos del domingo se saldaron con tablas. Sin goles empató Osasuna Promesas en Zamora, mientras el Lemona tenía que remontar en Las Gaunas ante el Logroñés. Iosu Iglesias firmó el definitivo 1-1 en la segunda parte.