Obama y Bush se unen en los actos de recuerdo a las víctimas del 11-S
Lágrimas, banderas y flores llenaron los actos de homenaje a las víctimas de los atentados del 11-S en EEUU. Con un silencio que sólo rompió para pronunciar un salmo bíblico en la «zona cero», Barack Obama recorrió cada uno de los escenarios de los ataques.
Diez años después del 11-S, los estadounidenses, en una jornada de emoción, rindieron homenaje a las casi 3.000 víctimas de los atentados que cambiaron su país. En Nueva York, donde la seguridad fue reforzada debido a una amenaza «no confirmada» de un atentado de Al Qaeda, en un inusual gesto que quiso transmitir unidad, el presidente Obama asistió con su predecesor, George W. Bush a una ceremonia donde las familias fueron nombrado una por una a las 2.977 víctimas.
En el lugar en reconstrucción donde se levantaba el World Trade Center, la multitud se paralizó durante seis veces en un minuto de silencio a las mismas horas de los ataques contra las torres gemelas y el Pentágono.
Con la voz quebrada por la emoción, padres, hijos, cónyuges o hermanos en ocasiones añadieron al nombre un breve tributo, un lamento o una palabra de amor.
Sosteniendo las fotos, las familias descubrieron el monumento conmemorativo en un área de tres hectáreas: dos inmensas fosas de granito, excavadas en el lugar de las torres, y con los nombres de las víctimas, así como las del primer ataque al World Trade Center en 1993. Obama, quien dijo que estaba «particularmente impresionado por la ceremonia en Nueva York, y la serenidad del nuevo monumento», recurrió a citas bíblicas, al leer el salmo 46, que habla de «Dios como nuestro refugio y nuestra fuerza...Bramaron las naciones, titubearon los reinos, Dio Él su voz, se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob».
El presidente de EEUU había comenzado los homenajes en Shanksville (Pensilvania). Allí depositó una ofrenda floral en memoria de los 40 pasajeros y tripulantes del Vuelo 93 que se estrelló.
La ceremonia se llevó a cabo también en el Pentágono, donde los ataques mataron a 184 personas. Allí, en presencia del vicepresidente Joe Biden, el secretario de Defensa, Leon Panetta, rindió homenaje a los soldados de EEUU por «sus sacrificios gracias a los cuales nuestra nación es más segura y más fuerte».
Biden afirmó que «los autores de los atentados pensaban ponernos de rodillas, pero despertaron a un gigante dormido». Más de 6.200 soldados estadounidenses han muerto en las guerras de Irak y Afganistán. Pero en esta estrategia de guerra han muerto más de 236.000 personas, la mayor parte civiles.
Nueva York se jalonó de ceremonias. En realidad todo el país vivió actos de recuerdo y los homenajes se extendieron a otros países, desde las tropas desplegadas en Afganistán, hasta Nueva Zelanda, París o Londres. En la capital británica, sin embargo, el contrapunto lo pusieron militantes islámicos que quemaron una bandera estadounidense frente a la embajada de los Estados Unidos.
Los estadounidenses siguen muy marcados por los atentados, pero después de diez años de guerra, mientras el país lucha con una severa crisis económica, algunos están empezando a pensar que ha comenzado el tiempo de pasar página. Según «The New York Times» el impacto económico de los atentados y las medidas y guerras que siguieron, superan los 3.300 millones de dólares.
Al menos dos civiles murieron ayer en el atentado perpetrado contra una base de la OTAN de la provincia de Wardak, en Afganistán, invadido por EEUU tras los atentados del 11-S. Se produjeron al menos 101 heridos de los que 77 son miembros de la ISAF, -la mayoría estadounidenses, y al menos 24 civiles afganos-, según un comunicado oficial. El atentado fue llevado a cabo por los talibanes, con un camión cargado de explosivos apenas unas horas antes de que se cumpliera el décimo aniversario de los atentados del 11-S. A pesar de la potencia de la bomba, el muro que protegía el perímetro de la base militar absorbió la mayor parte de la explosión. GARA