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Cameron busca reencauzar las malas relaciones con la Rusia de Putin

Mucho ha llovido desde aquel año 2006 en que Londres montó en cólera tras el envenenamiento de un desertor del KGB en Londres. Gran Bretaña sufre los rigores de la crisis y sus empresas suspiran por participar en el inmenso pastel energético ruso. El premier, David Cameron tocó ayer la puerta de su homólogo ruso, Vladimir Putin, dispuesto a poner en sordina el oscuro affaire Litvinenko.

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En el primer contacto de alto nivel de los últimos cinco años, el primer ministro británico, David Cameron, instó ayer en Moscú a reforzar las relaciones bilaterales, dañadas tras la muerte por envenenamiento en 2006 en Londres del desertor de los servicios secretos rusos (FSB), Alexandre Litvinenko.

«Si pudiéramos construir una relación más fuerte ganaríamos los dos países», aseguró Cameron en una conferencia de prensa junto al presidente ruso, Dmitri Medvedev. El premier británico, el primero que realiza una visita oficial a Rusia desde 2006, reconoció que«no es un secreto que hay asuntos difíciles sobre los que tenemos divergencias. No podemos pretender que no existan, pero tenemos que continuar teniendo debates francos, como hoy», señaló.

El inquilino del Kremlin inssistió, por su parte, en que Rusia no extraditará «jamás» al principal sospechoso -para Scotland Yard- del envenenamiento mortal de Litvinenko, Andrei Lugovoi, actualmente diputado por el Parlamento (Duma) ruso.

«El artículo 61 de la Constitución rusa establece que ningún ciudadano ruso puede ser extraditado a un país extranjero para ser juzgado. Eso no ocurrirá nunca pase lo que pase», sentenció Medvedev, quien horas antes de recibir a Cameron había asegurado que se pondrían sobre la mesa todas las cuestiones bilaterales.

La economía manda

Antes de su llegada a Rusia, el primer ministro británico mostró, por su parte, su deseo de tratar durante los dos días que durará su visita «de política exterior, de derechos humanos y -añadido esclarecedor- de cuestiones comerciales».

Recientemente, la gran multinacional petrolera británica, British Petroleum (BP) ha quedado apeada de un muy importante proyecto de exploración del Ártico con el gigante ruso Rosneft. La semana pasada, las oficinas en Moscú de BP fueron registradas en el cuadro de una investigación ligada a esta alianza comercial abortada.

«Cada vez son más (en Gran Bretaña), incluso entre los políticos, que comprenden que la obsesión ideológica debe ceder lugar al pragmatismo y al equilibrio de intereses», señaló el Ministerio ruso de Exteriores, dando a entender que Moscú espera un acompasamiento de la posición británica.

Rusia registra un rápido crecimiento económico en estos últimos años, de la mano del auge de las potencias emergentes (BRICS), lo que contrasta con la crisis global que afecta gravemente a los países occidentales.

Las empresas británicas suspiran por participar activamente en las necesidades de actualización tecnológica del gigante ruso y de su savoir faire en materia de extracción de las ingentes reservas de pas y de petróleo del país euroasiático.

El propio Cameron reconoció durante los preparativos de su viaje que «la economía rusa registra un crecimiento más rápida que la media en Europa y ello ofrece grandes oportunidades para las empresas británicas».

Le acompañan en su visita una importante delegación de empresarios, sobre todo del sector petrolero, presididos por el patrón de BP, Bob Dudley.

Hasta la cuestión de los derechos humanos fue presentada por Cameron desde una perspectiva económica. Y es que el premier abogó por el estado de derecho en Rusia, pero para garantizar estabilidad y seguridad a las empresas. «He hablado con muchas compañías británicas que desean trabajar en Rusia, pero está claro que los motivos por los que no lo hacen son reales», señaló, en referencia a lo que presentó como inseguridad jurídica para garantizar los contratos y los activos y locales de las firmas extranjeras.

Siria insta a Occidente a seguir el ejemplo de Moscú

Butheina Chaabane, consejera del presidente sirio, Bashar al-Assad, instó a Occidente a seguir el ejemplo de Rusia y favorecer el diálogo político en el país árabe en lugar de apostar por sanciones y castigos.

«Quiero agradecer al Estado y al pueblo rusos por su apoyo a las aspiraciones de Siria para una solución pacífica al conflicto», declaró durante su visita a Moscú Chaabane, para insistir en que «nos gustaría que Occidente se alinease con esa posición en lugar de protagonizar actos que contribuyen a la escalada violenta».

Chaabane fue recibida por el emisario del Kremlin para Oriente Medio, Mijail Marguelov, quien insistió en que «no queremos que el escenario libio se repita en Siria».

Marguelov, que preside la Comisión de Exteriores del Consejo de la Federación de Rusia (Senado), anunció el viaje de una delegación rusa a Siria.

Durante su visita a Moscú, Chaabane ofreció un balance de 1.400 muertos durante los seis meses de revuelta. Salomónica, señaló que los muertos se dividirían a partes iguales entre opositores y soldados o policías.

Por contra, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ofreció desde Ginebra, coincidiendo con el inicio de las reuniones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, un balance de 2.600 muertos, sin distinguir entre civiles y uniformados.

La AIEA anunció que Siria habría accedido a una reunión en octubre sobre sus instalaciones de Dair Alzur. EEUU ha aireado que albergarían un reactor de diseño norcoreano con capacidad para producir plutonio para uso militar. GARA

un buen agente

Medvedev ironizó con que Cameron hubiera sido «un buen agente del KGB», en referencia al intento de captación por parte de la agencia al hoy primer ministro británico durante un viaje a Moscú en 1985. «Eso sí, no habría llegado nunca a ser primer ministro», añadió.

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