A la espera de los 8.000 millones de euros correspondientes al sexto tramo del primer rescate, dependiente del informe de los inspectores del FMI, el BCE y la UE, Grecia se encuentra al borde de la quiebra. El secretario de Estado de ese país advirtió ayer que Grecia sólo podrá pagar los sueldos públicos y las pensiones hasta octubre. Mientras la Comisión Europea dice no contemplar un escenario de suspensión de pagos en Grecia, Alemania se estaría preparando para afrontar esa situación y reducir el peligro de contagio. Las numerosas y duras medidas que ha debido adoptar Grecia para acceder a los rescates -anteayer aprobó un nuevo impuesto para todo aquél que posea cualquier tipo de propiedad inmobiliaria- se han revelado poco menos que inútiles, de modo que los grandes sacrificios que todas esas medidas están suponiendo a la mayor parte de la población no han servido para revertir la situación. Sin embargo, las consecuencias para millones de personas son palpables. Los paganos de la crisis, como los que protestan estos días en Grecia contra unas medidas durísimas, observan con impotencia que un simple rumor puede hacer de un gran sacrificio algo baldío.