Sufre rotura del menisco interno de la rodilla derecha
Herrera, baja hasta noviembre
Bielsa acepta los «errores» propios y las «dudas» ajenas, pero carece de sentido cuestionar su labor en la segunda jornada liguera.
Joseba VIVANCO
El Athletic de Bielsa se queda sin «jefecillo» -como le definió cariñosamente la semana pasada Llorente para ilustrar el relevante papel en el grupo del recién llegado- entre uno y dos meses. Ayer, nada más arribar a Bilbo, Ander Herrera fue sometido a una resonancia magnética en su rodilla derecha, confirmándose la rotura del menisco interno. «Gracias de nuevo por los ánimos, en poco prometo estar dando guerra otra vez ¡un abrazo fuerte a todos!», escribía el bilbaino ayer en su twitter tras conocer el diagnóstico.
El parte médico es el menos malo, ya que no se trata del menisco externo y al parecer tampoco está tocado el ligamento interno de la rodilla, cosa que suele ser habitual en estas roturas. Hoy será intervenido y la pregunta inevitable es ¿y esto, en cuántas semanas se traduce? Un especialista en rehabilitación deportiva consultado por GARA apunta a que será entre uno y dos meses de parón, aunque más podría ser lo segundo, esgrime, dada la filosofía rehabilitadora habitual en los servicios médicos del Athletic, de no forzar el regreso del jugador.
Hay que tener en cuenta, además, que el futbolista debe volver a coger un ritmo de competición que tras recuperarse habrá perdido, justo, en pleno arranque de la temporada. Así las cosas, el regreso del joven mediocampista podría muy bien no darse hasta noviembre. Un duro trago para un ambicioso jugador que reconoce que «no me gusta ver el fútbol sentado comiendo pipas».
Marcelo Bielsa y sus fracasos
Si el técnico tenía ya bastante con perfilar el once que poner en liza el jueves en Bratislava, quién sabe si dar cabida a Iraola o Ekiza y remendar también el lateral izquierdo, ahora deberá hacer encajes para recomponer su zona medular y ahí, tratándose de Bielsa, cualquier cosa es posible, incluso que acelere la alternativa del joven `cerebro' Ruiz de Galarreta. O quién sabe si, en el fondo, como dijo en cierta ocasión Benjamin Toshack, «los lunes siempre pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a siete u ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones».
Con los mismos o con otros, el rosarino tendrá que empezar a ganar partidos -asumió que las «dudas están justificadas»- aunque un vistazo atrás nos alivie al pensar que Joaquín Caparrós sólo ganó dos de sus diez primeros encuentros en Bilbo. Pero eso a él no le reconforta; al contrario, sabe convivir con los malos momentos, es más, los exprime. Su ideario lo deja bien a las claras.
«Los momentos de mi vida en los que he crecido tienen que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los que he empeorado, tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Si bien competimos para ganar, y trabajo lo que trabajo porque quiero ganar en cuanto compito, si no distinguiera qué es lo realmente formativo y qué es secundario, me estaría equivocando». La cita es de Marcelo Bielsa, al que ya algunas voces en el Botxo quieren poner fecha de caducidad, como el turrón, para Navidad.
El domingo, en Cornellà, por segunda vez el Loco reconoció que su rival en el banquillo le había ganado la partida, como sucedió ante el Rayo. Incluso aceptó que se equivocó: «Gestioné mal la disponibilidad de los futbolistas con los que cuenta el Athletic. Tomé decisiones que no fueron satisfactorias ligadas a apreciaciones erróneas mías». Y por medio, el rosarino ha asumido en público su cuota de responsabilidad en el lío de los `apartados'.
Demasiado en tan poco tiempo. Pero quizá no para él. Podría parecer hasta suicida tanto derroche de sinceridad, pero Marcelo Bielsa asume que es parte del aprendizaje, y de esos fracasos que otros suelen tapar, él se refunda para encarar el siguiente encuentro. Mientras con el hemisferio frontal derecho de su cerebro contesta a los periodistas tras el partido, con el izquierdo sigue diseccionando lo ocurrido minutos antes. Es como el delfín, que duerme con la mitad de su cerebro despierto.
Pero más allá del resultado negativo del fin de semana, en la calle ningún aficionado es ajeno a las alineaciones del argentino o, quizá más, a los banquillos que presenta. Pero poner en duda que un técnico como Bielsa sabe lo que se hace sería del todo punto osado. Incluso en Barcelona se preguntan aún cómo Guardiola formó en Anoeta con Fontás y Busquets en la zaga, dos jugadores de perfil similar y que sufrieron de lo lindo en los balones largos, dejando en el banco a Puyol, Mascherano y Abidal, más rápidos. Nadie duda de que Pep sabe lo que hace. Y Marcelo también.
Y al igual que con la resaca, un clavo saca otro clavo y lo mejor que le puede pasar a este Athletic es que a mitad de semana le llegue otro partido. Si los rojiblancos aprovechan sólo la mitad de las ocasiones hechas ante el Espanyol, seguro que de Bratislava no se vendrán de vacío.
De Marcos e «Itu», confiados
En esa línea de que ya toca la victoria habló ayer Óscar de Marcos, para defender que «estamos empezando a jugar el fútbol que queremos; esperemos tener la fortuna de cara para ganar el siguiente». Suyo fue uno de los fallos clamorosos sólo ante el portero. «Es que no tiré ni a puerta», reconoció, para descargar de culpas al joven Iñigo Pérez en el primer gol perico: «Hay veces que fallamos los demás y no se ve tanto».
Quien también marró una ocasión increíble fue Ander Iturraspe. «Esto no es más que el principio de una temporada -vaticinó- que será larguísima y muy dura, el inicio no ha sido todo lo bueno bueno que esperábamos, pero estamos todos muy comprometidos». Y avisó: «Ya nos toca ganar».
El vestuario rojiblanco estaba ayer de duelo por la muerte del padre del navarro Mikel San José, Demetrio, más conocido como «Sanjo», el mismo que de niño le llevaba a cada entrenamiento de la Txantrea. Las condolencias de GARA para él, sus hermanos y su mujer María Teresa.
Un viejo conocido del Athletic en Europa, el israelí Alon Yefet, de 39 años, será el encargado de pitar a los rojiblancos en Bratislava. Fue el árbitro del Austria de Viena-Athletic -antes decidió su suspensión- y del Young Boys-Athletic. Con él, los rojiblancos no han perdido.