Kukutza se prepara para resistir y defender su proyecto frente a los intereses de la empresa Cabisa, propietaria del edificio que ocupan desde hace 13 años. Ayer, frente al inmueble industrial transformado por los jóvenes en un equipamiento social y cultural autogestionado, instaron a las instituciones implicadas -Juzgado de Instrucción nº 10 de Bilbo, Gobierno de Lakua y Ayuntamiento- a que eviten el desalojo anunciado.

Los portavoces de Kukutza advirtieron de que los responsables de Cabisa están presuntamente vinculados con un caso de corrupción en la localidad cántabra de Castro, bajo el paraguas de Construcciones Castrum Varduliex. A consecuencia de ello, el juez decretó la paralización de ese proyecto por su «ilegalidad».

«La ciudadanía debería saber que el Ayuntamiento de Bilbao ha concedido licencia a una empresa sobre la que recae la sospecha de estar presuntamente vinculada a tramas de corrupción», denunciaron, antes de insistir en que los responsables municipales no pueden quedarse indiferentes ante las prácticas de Cabisa y sus propietarios.

Recordaron que la compañía adquirió «a precio de saldo» el inmueble ubicado en Iturrigorri nº 1 después de que fuera expropiado por los juzgados tras hallarse en su interior un alijo de droga. Más tarde, fue recalificado de industrial a residencial, a pesar de que la Asociación de Vecinos de Errekalde solicitó que el edificio se destinase como equipamiento «en un barrio sin ningún tipo de infraestructura cultural». El cambio supuso que el valor del suelo se incrementase «desorbitadamente».

En opinión de Kukutza, el Ayuntamiento tiene argumentos para paralizar el permiso de derribo del gaztetxe, aceptando el recurso de reposición que presentaron por vía administración. Asimismo, estiman que dispone de herramientas jurídicas para recalificar el terreno a equipamental. Tampoco perdieron la ocasión de aclarar al alcalde que el inmueble no vale seis millones de euros, como aseguró Iñaki Azkuna, sino 2.190.000 euros, según los datos de la Diputación vizcaina.

En cuanto al juzgado, los jóvenes consideran que no se ha producido ningún delito y que no hay argumentos para actuar por la vía penal contra tres personas por «usurpación» ni tampoco por la civil para impulsar el desahucio. En 1998, los propietarios interpusieron la primera denuncia penal, que fue archivada en 2000. Es más, el letrado Iñaki Carro auguró que en los próximos días los jueces se pronunciarán respecto a los diferentes recursos presentados, lo que es un argumento más para reclamar la paralización «inmediata» de la orden de desalojo del gaztetxe.

La Ertzaintza, según desvelaron, cuenta ya con la orden de desalojo, que aventuraron que ejecutará pronto. Alertaron que, «como todos los años por estas fechas», han iniciado sus cursos de manualidades, circo o danza, muchos de ellos dirigidos a los txikis, por lo que mostraron su preocupación por la intervención policial que se atisba. De ahí que demandaran a Lakua que «tome inmediatamente las medidas políticas que están en su mano y que no se convierta el desalojo de Kukutza III en una masacre policial».

Al Gobierno de Patxi López le pidieron que reconozca a Kukutza como un espacio cultural protegido, como le han reclamado diferentes agentes. «Errekalde está en lucha. Como siempre, los vecinos y vecinas estamos solas. Es hora -resaltaron- de que las instituciones tengan la valentía de defender a un barrio frente a unos especuladores que los jueces consideran delincuentes», en referencia a la implicación en casos de corrupción urbanística en Cantabria.

Ya por la tarde, Zea Mays actuó en solidaridad con Kukutza y se avanza la presencia en breve de Anje Duhalde y Pirritx eta Porrotx «para reforzar la defensa del gaztetxe».

La resistencia no vendrá sólo del ámbito cultural. Decenas de personas aguardan desde hace semanas a una intervención policial y profesores universitarios se han sumado impartiendo clase en el interior del edificio.

«Este proyecto ha demostrado tener una legitimidad y un apoyo social impresionante. En la calle, se va a dar una respuesta proporcional. Vamos a defender el gaztetxe con todas nuestras fuerzas y con todos nuestros amigos», subrayaron desde Kukutza, antes de remarcar que será una «resistencia activa y pacífica» la que pretende emplear para evitar el desalojo.