Fue una doble alegría ver cómo al Athletic le tocaba jugar en la liguilla de la Europa League en Salzburg, ciudad situada a 170 kilómetros de la que hoy en día es mi casa, Innsbruck. El primer motivo es evidente, haré todo lo que esté en mis manos para ir a animar a nuestro Athletic. El segundo motivo, porque creo que son infinitamente superiores al equipo de la ciudad que vio nacer a Mozart.

Éste es mi segundo año en Tirol, por lo tanto hasta el momento he jugado un mínimo de cuatro veces contra el Salzburg, ya que la Bundesliga austríaca se compone de diez equipos y se juegan cuatro vueltas. Es una competición mucho menos competitiva que la Liga española, y que conjuga equipos con gran pasión, estilo Rapid, Austria Wien, Sturm o incluso mi propio equipo, el Wacker, con equipos sin gran masa social; y es aquí donde se encuentra el Red Bull Salzburg.

El club logró su mayor éxito en 1994, consiguiendo la Copa de la UEFA, bajo el nombre de Casino Salzburg. En 2005, Red Bull compró la entidad e incluso cambió los colores del uniforme, que pasaron del violeta al blanco. Poseen un estadio precioso, el Red Bull Arena, que albergó partidos de la Eurocopa 2008, pero al que apenas acude la mitad de su aforo (31.895 espectadores) y el ambiente es muy frío.

El entrenador es el holandés Ricardo Moniz, que asume por primera vez las riendas de un equipo, aunque ha trabajado con anterioridad para Feyenoord, Tottenham y Hamburgo, en este último club llegando a estar como técnico interino.

El Red Bull Salzburg es un equipo sin un estilo de juego definido, basado en el talento de los jugadores de arriba y que opta por esperar al rival. En la portería está Gustafsson, internacional sueco, portero alto, sobrio, pero que trasmite inseguridad. La línea defensiva de cuatro es comandada por Pasanen, finlandés con pasado en el Werder Bremen. De central zurdo está o un joven Hinteregger, jugador muy verde todavía, o Schiemer, internacional con Austria, que puede actuar de central o lateral izquierdo. Un jugador de buena salida de balón pero blandito en la marca. En caso contrario, en banda izquierda actuaría Svento, eslovaco, rápido, pero que defensivamente se despista con facilidad.

En el centro del campo Cziommer es el que mueve al equipo, jugador alemán de recorrido. En punta, Alan, jugador joven por el que varios equipos de la Bundesliga alemana se han interesado, pero que estará seis meses de baja y en su lugar han fichado al internacional austríaco Maierhofer, procedente del Wolverhampton inglés. Éste es un futbolista de 2,04 m., todo corazón, todo pundonor, que no da un balón por perdido. A pesar de su altura, se defiende bien con los pies. Suele ser acompañado por Roman Wallner, jugador del estilo del jugador de Osasuna Nino.

Pero sin duda, los dos jugadores más desequilibrantes son los dos de banda. Dos jugadores zurdos. Zarate, argentino, y Leonardo, brasileño. Este último procede del Feyenoord, jugador con regate, vertical y que hace goles con facilidad. Zarate suele jugar a banda cambiada, zurdo cerrado, que, normalmente, busca conducir hacia adentro.

Aun así, creo que el Athletic es superior en todo, y sobre todo, y conociendo las dos competiciones, el secreto está en el ritmo de juego y en los pequeños detalles. Si el Athletic imprime su ritmo de juego y presiona como lo sabe hacer, el Red Bull no tiene que suponer un problema.

Del Slovan no conozco nada, pero sobre el otro rival del grupo, hace un mes jugamos contra el PSG, para mí, uno de los favoritos para lograr el título de la Europa League esta temporada. Es un equipo que quiere volver a ser uno de los grandes de Europa. Equipo muy físico y con gran velocidad en ataque. Ahí el Athletic, a priori, es inferior, pero en fútbol ya sabemos que todo es posible.

Sorte on eta aupa Athletic!