EEUU y la UE intentan forzar a Abbas a retomar la ficción del diálogo
La diplomacia occidental se ha puesto en marcha para frenar la iniciativa diplomática de la Autoridad Palestina, que el próximo 22 solicitará su admisión como Estado de pleno derecho ante el Consejo de Seguridad. EEUU prefiere no tener que vetar la iniciativa y Europa trata de esconder su división interna. Al mismo tiempo, la ONU impulsa al Ejecutivo de Abbas asegurando que está preparado para dar el salto.
GARA
Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE) insisten en presionar a los líderes de la Autoridad Palestina para que estos no soliciten su admisión como Estado de pleno derecho en el Consejo de Seguridad de la ONU el próximo 22 de septiembre. Sin ninguna contrapartida que ofrecer, Occidente apela a la ficción de un diálogo enterrado desde que Israel se negó a congelar temporalmente sus asentamientos en los territorios ocupados hace ahora un año. Mientras, la ONU avala los planes de la Autoridad Palestina, que únicamente controla Cisjordania: el coordinador especial para el proceso de Paz en Oriente Medio aseguró ayer que las instituciones palestinas están listas para ejercer como Estado.
«No queremos descuidar ningún enfoque», aseguró ayer la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, tras enviar dos nuevos subordinados para ejercer, por enésima vez, el aparente papel de intermediarios. David Hale, emisario norteteamericano para Oriente Próximo, y Denis Ross, consejero especial de Barack Obama, fueron recibidos por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente Abbas. Este último es el objetivo de sus presiones. Pretenden convencerle de que no acuda al Consejo de Seguridad sabiendo que allí vetarán su propuesta, lo que terminará con los palestinos en la Asamblea General, donde sí obtendrán el respaldo mayoritario que tampoco modificará la realidad sobre el terreno.
«Nada va a cambiar hasta que israelíes y palestinos no negocien», aseguró Obama el martes. En la misma línea, su secretaria de Estado, Hillary Clinton, instó a un regreso a las negociaciones directas. En la misma línea se ha expresado su secretaria de Estado, Hillary Clinton, y Catherine Ashton, la jefa de la diplomacia europea. Esta última se encuentra de viaje por la región y se ha reunido tanto con Abbas como con Netanyahu, así como con representantes de la Liga Árabe y del gobierno israelí.
Las esperanzas de Ashton
«Espero que en los próximos días lo que podamos conseguir juntos sea algo que permita que las negociaciones se inicien», aseguró ayer Ashton, que ha decidido alargar su visita. Oficialmente, Ashton pretende forzar a palestinos e israelíes a retomar ese inexistente diálogo. En la práctica, tampoco tiene más margen. Las posiciones entre los 27 están divididas, a pesar de la llamada a la unidad lanzada ayer en la Eurocámara, y algunos países, como Alemania y Holanda, se han cerrado en banda a la entrada de los palestinos en la ONU. Por eso, Ashton no tiene otro remedio que repetir que «se decida lo que se decida» en Nueva York, israelíes y palestinos deberán negociar.
Ante la cita del próximo 22, EEUU e Israel comparten la idea de que se trata de una iniciativa «unilateral» que dañará a un proceso de paz inexistente. Sin embargo, también la AP ha recibido espaldarazos. El coordinador de la ONU para el proceso de Paz, Robert Serry, aseguró que la administración que dirige Abbas está lista para desarrollar las funciones de un Estado, aunque reconoció que la situación política que le rodea no facilita los avances. El próximo domingo, Serry presentará un informe ante el grupo de donantes en el que repasará los logros tecnócratas de la administración de Ramallah. El informe, alaba la gestión realizada por Abbas, denuncia la ocupación y cuestiona las condiciones de seguridad en Gaza, territorio controlado por Hamas. Sin embargo, nada de esto servirá al presidente palestino para lograr algún avance sobre el terreno.
El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, consideró que «será un error» si los palestinos demandan su reconocimiento ante la ONU, donde ya tienen el apoyo de más de 140 países.
Los máximos dirigentes del grupo islámico egipcio Hermanos Musulmanes felicitaron ayer al primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, de visita en su país, por «su fuerte postura contra la arrogancia israelí».
El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, mantuvo ayer la campaña de presiones con la que los líderes hebreos afrontan la comparecencia ante la ONU del presidente palestino, Mahmud Abbas, que solicitará la aceptación como Estado con las fronteras anteriores a 1967. El jefe de la diplomacia de Tel Aviv, que forma parte del ala más ultraderechista del gobierno de Benjamín Netanyahu, advirtió de «graves y duras consecuencias», aunque no especificó a qué se refería. Este estado prebélico se ha extendido por todo el país y muchos jóvenes están esperando ser llamados a filas para una posible ofensiva con la que contrarrestar la apuesta diplomática de la AP. Además, los colonos están siendo armados e incluso está previsto el desembarco de judíos europeos con formación militar que acudirían a apoyar a los miembros de los asentamientos.
Por otra parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no ha decidido aún si acudirá a la Asamblea General de la ONU, o si, por el contrario, enviará al presidente Simón Peres, en representación del país. Netanyahu teme que su imagen, muy deteriorada en el ámbito internacional, pueda perjudicar a Israel. GARA