Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
Demy-Varda
A veces es complicado medir la influencia, las huellas que dejamos en la vida. En otras ocasiones, esas señales, por pequeñas que sean, perduran en el tiempo y pueden ser vistas, sentidas, por las generaciones venideras. Así sucede con el legado del cineasta Jacques Demy, al que Zinemaldia ha dedicado una amplia y merecida retrospectiva.
Su obra sobrevive en las miradas de viejos y jóvenes cinéfilos que aún consiguen emocionarse con sus personajes, sus historias y sus modos de contar. Pero Demy, haciendo tándem con Varda, supo, además, transmitir esa fascinación por el séptimo arte a sus hijos, hacerles partícipes de su trabajo, de su amor hacia el cine. De hecho, Mathieu, su hijo, presenta en la Sección Oficial a concurso «Americano», un proyecto que, según Agnes Varda, ha podido sacar adelante con mucho trabajo y poco dinero. Lo mismo que les ha sucedido a la hora de rescatar las cintas de su padre del progresivo deterioro que padecían. Curiosamente, confesaba la directora de «Los espigadores y la espigadora», el resultado de esos trabajos de restauración logrado en equipo, casi de forma familiar, ha conseguido que la copia de «Los paraguas de Cherbourg» en 35mm. tenga una calidad inmejorable.
Los tres, Mathieu, Rosalie (hija adoptiva y diseñadora de vestuario) y Agnes, han luchado por que las películas de Jacques sigan existiendo, continúen dejando huellas en el camino del cine. Ésta es una ocasión de lujo para conocer «de cerca» a Demy.