CRíTICA cine
«The frend kissers»
Mikel INSAUSTI
Les beaux gosses” pone las cosas en su sitio con respecto a la comedia estudiantil, porque los modelos genéricos de Hollywood no responden a la realidad de los adolescentes actuales, al idealizarlos o, por el contrario, convertirlos en una galería de freaks. El dibujante Riad Sattouf lleva tiempo creando cómics sobre los comportamientos generacionales, por lo que al pasarse al cine no ha tenido ningún problema para retratar con absoluta naturalidad a los chicos y chicas en edad de ir al instituto. Esa frescura le ha valido ganar el Premio César a la Mejor Ópera Prima del pasado año, y es que cualquier joven o adulto dotado de buena memoria puede identificarse con la variada tipología que se muestra en pantalla. El casting es perfecto, toda vez que no hay elementos ni demasiado guapos ni demasiado feos. Los elegidos representan a una muchachada corriente, a la que en los primeros planos se les ven los granos o las ojeras, de la misma forma que sus físicos y personalidades sin definirse todavía del todo se prestan a los consabidos motes característicos de una etapa llena de trastornos hormonales y cambios vertiginosos.
No recuerdo haber visto ninguna película con tantas escenas de besos en la boca y roces entre menores de edad, pero aún así “Les beaux gosses” nunca resulta exagerada en función de la obsesión sexual que se apodera de los quinceañeros. Las prácticas onanistas no se quedan atrás, y lo mismo vale espiar a una pareja vecina a través de la ventana calcetín en mano que repasar el catálogo de La Redoute en su sección de ropa interior. El humor sobreexcitado recuerda a las comedias setenteras de Pascal Thomas, si bien no hay una comicidad ensayada y las situaciones que surgen de manera espontánea tienen gracia por si mismas. Por eso en el desarrollo narrativo hay algo de repetitivo, aunque también hay que reconocer que los días de instituto eran muy parecidos unos a otros, hasta el punto de que profesores y alumnos hacían justo lo que se esperaba de ellos.
