La enmienda pactada por Bildu, PSE y Aralar y aprobada ayer en las Juntas Generales de Gipuzkoa supone avanzar hacia una mayor progresividad en los impuestos y, por tanto, hacia un reparto de la riqueza más justo, como consecuencia de una mayor aportación al bien común por parte de quienes más tienen, lo que ha de revertir en más y mejores ayudas a los más necesitados. Bizkaia y Araba, de la mano de PNV y PP, y también UPN en Nafarroa, apuestan por mantener los niveles actuales de tributación argumentando que una mayor carga fiscal a las rentas más altas conlleva el peligro de deslocalizaciones. Sin embargo, el nivel de tributación actual no es consecuencia de la crisis, pues en tiempos de bonanza también se tendía a cargar cada vez menos a las rentas altas.

El acuerdo de Bildu con PSE y Aralar en materia fiscal, por otro lado, es clara prueba de que con voluntad se pueden pactar políticas acordes a las necesidades de los ciudadanos, de todos ellos. Y de que los intereses partidistas y las diferencias políticas no sólo se pueden dejar en un segundo plano, sino que es preciso hacerlo porque en modo alguno se han de superponer al servicio público. Ese es el mandato de los ciudadanos, y un buen gobierno, el que busca el mejor servicio a los mismos, no puede renunciar, sino todo lo contrario, a lograr los más amplios acuerdos en torno a ese objetivo.