Yolanda Barcina ha acudido esta semana a un desayuno informativo en Madrid para presentarse en sociedad como nueva dirigente de UPN. Se le veía a gusto, rodeada de sus nuevos-viejos aliados del PP, con Alberto Ruiz-Gallardón besándole la mano muy caballeroso y departiendo con Esperanza Aguirre como si fueran conocidas de toda la vida, que seguro que lo son porque las propuestas que tienen para Educación y Sanidad son las mismas, menos profesores y copago sanitario. Y, evidentemente, nada de hablar de aplicar el Impuesto de Patrimonio.

Lo cierto es que Barcina encaja muy bien en el perfil de damas de hierro del PP que presiden autonomías y aplican recortes sociales a diestro y siniestro. Barcina viste el mismo traje de chaqueta y lleva el mismo broche que Esperanza Aguirre, pero tampoco se diferencia mucho de María Dolores de Cospedal o de Luisa Fernanda Rudi. Todas están cortadas por el mismo patrón y aplican la tijera con la misma destreza y saña.

Barcina ha logrado que el bipartidismo haya pasado a la historia. Se presenta con el PP, pero quiere que el PSOE también saque un buen resultado. Es lo que tiene tener pactos con unos y con otros. Aunque lo que de verdad le quita el sueño a la presidenta de UPN es que las formaciones abertzales puedan sacar un buen resultado en las próximas elecciones. Esa es la verdadera oposición actualmente al partido único que forman UPN, PP y PSN. «Lo ideal sería que UPN-PP saquen tres escaños y el PSN saque los otros dos», dijo Barcina en su presentación en sociedad en Madrid. Sería estupendo para ella. El «problema» es que hay una parte de la ciudadanía que votará otras opciones y que, si los jueces lo permiten, obtendrán actas de parlamentarios. A mí también me gustaría que en Nafarroa no hubiera fachas y que todos los escaños estuvieran en manos de abertzales y de electos de izquierda. Pero la sociedad es la que es y hay de todo. Cuando hace estas declaraciones, Barcina deja en evidencia su carácter sectario y muestra que su acción de gobierno estará únicamente dirigida a quienes comparten su visión excluyente. Nada nuevo bajo el sol.