Iniciativa palestina ante la ONU
Obama relanza su alianza con Israel y tilda de «atajo» el plan de Abbas
El presidente de EEUU, Barack Obama, rechazó ayer la iniciativa para el reconocimiento de Palestina ante el Consejo de Seguridad y abogó por unas inviables negociaciones tras reunirse con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas. Tel Aviv aplaudió la postura del inquilino de la Casa Blanca mientras la AP avisa que su plan es la «alternativa» a la violencia.
GARA | NUEVA YORK
El presidente de EEUU, Barack Obama, recurrió ayer a los malabarismos dialécticos para conjugar su apoyo sin fisuras a la estrategia de Israel con los guiños a los países árabes que han protagonizado revueltas durante los últimos meses. Tras su discurso ante la Asamblea General de la ONU y después de reunirse con Benjamin Netanyahu, primer ministro hebreo, y Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina (AP), el inquilino de la Casa Blanca dejó claro que prioridad sigue siendo su alianza con Tel Aviv. «No hay ningún atajo para poner fin a este conflicto que dura décadas. La paz no llegará mediante declaraciones y resoluciones de la ONU», aseguró Obama, sumándose a las tesis básicas lanzadas por la diplomacia israelí ante la iniciativa de Mahmud Abbas de reclamar el reconocimiento del Consejo de Seguridad. Precisamente fue el Gobierno hebreo quien aplaudió con más entusiasmo las palabras del presidente norteamericano. La OLP, por su parte, le instó a reivindicar para los palestinos «la misma libertad» que demanda en otros pueblos árabes, mientras que Hamas respondió que «el estado palestino no se alcanzará a través de la negociaciones o de la ONU, sino de la resistencia y la unidad nacional».
«Hace un año, estuve en este atril e hice un llamamiento por una Palestina independiente», recordó Obama, asegurando que tanto entonces como ahora creía que «el pueblo palestino merece un estado propio». Sin embargo, «también dije que una paz verdadera solo puede lograrse entre israelíes y palestinos», señaló, tratando de excusar el hecho de que, previsiblemente, será su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU quien impida la aceptación de Palestina como miembro de pleno derecho.
El discurso de Obama, que ha mantenido diversos desencuentros con Netenayahu durante el último año, viró hacia un alineamiento absoluto con la posición de Israel. «En último término, son los israelíes y los palestinos, no nosotros, los que deben llegar a un acuerdo sobre las cuestiones que les dividen: las fronteras y la seguridad, los refugiados y Jerusalén», repitió, sin hacer ninguna mención a que el último intento de diálogo, que precisamente fue patrocinado por su administración, apenas aguantó tres semanas en setiembre del año pasado después de que Tel Aviv rehusase congelar temporalmente la construcción de colonias.
También relevantes, aunque menos difundidas por las agencias internacionales, fueron sus palabras de adhesión a la doctrina sionista. En un momento de su intervención, Obama repitió todas las proclamas lanzadas desde Tel Aviv: referencias a las guerras de la segunda mitad del siglo XX (de las que el presidente norteamericano responsabilizó exclusivamente a los países árabes), al supuesto «odio» con el que «se educa» a los jóvenes en los países vecinos e incluso al holocausto.
El desprestigio del Nobel
Paradójicamente, Obama también trató de congratularse con los países que han protagonizado la «primavera árabe». Especialmente llamativo, fue el momento en el que se congratuló por la caida de Hosni Mubarak, un dictador que había constituido uno de sus principales apoyos en la región para garantizar los intereses israelíes.
En la práctica, el discurso de Obama supone un paso más en el desprestigio en el que ha caído el presidente y premio Nobel de la Paz, que hace dos años se presentó en El Cairo como el líder capaz de tender una mano al mundo árabe pero ha terminado plegándose a las necesidades israelíes. No se puede olvidar que las elecciones de EEUU tendrán lugar en 18 meses y que el Partido Demócrata tiene un tradicional vínculo con el lobby judío de EEUU.
Con Netanyahu
«La paz no se puede imponer a las partes», aseguró Obama antes de su encuentro con Netanyahu. El primer ministro israelí aplaudió el apoyo de su socio (llegó a decir que se llevaría «una medalla») y confirmó que la iniciativa de Abbas «no tendrá éxito». Tras su reunión con Netanyahu, que no aportó ninguna novedad respecto a los discursos lanzados en los últimos días, el inquilino de la Casa Blanca se entrevistó con Mahmud Abbas, aunque al cierre de esta edición no habían trascendido los detalles de la reunión.
Las palabras de Obama encontraron respuesta en el campo palestino. La OLP, por boca de su negociador, Nabil Saath, se centró en los tiempos de su plan y consideró que su iniciativa «es la única alternativa a la violencia». En declaraciones en Nueva York, Saath señaló que «vamos a darle un tiempo al Consejo de Seguridad para que consideren nuestra solicitud antes de ir ante la Asamblea General». Mucho más contundente, Hamas aprovechó para criticar al presidente de la AP e instarle a poner fin a la vía negociadora.
A la espera de las intervenciones de Abbas y Netanyahu, que tendrán lugar mañana, Nicolas Sarkozy, presidente del Estado francés, abogó por aceptar a Palestina como Estado observador no miembro (la vía que ya tienen garantizada a través de la asamblea) e instó a poner un calendario negociador de un año, sin especificar cómo lograrlo.
Una investigación militar israelí ha revelado que los autores del ataque registrado en Eilat en verano eran ciudadanos egipcios y entre ellos hay un agente de la Policía de ese país. A pesar de ello, Tel Aviv bombardeó Gaza durante la semana posterior.
El presidente boliviano, Evo Morales, denunció ayer la «doble moral» mostrada por EEUU ante los conflictos palestino y libio. «¿Por qué bombardean en Libia y no a Israel que ha hecho mucho daño al pueblo palestino?», preguntó el mandatario.
La posibilidad de que Palestina incremente su estatus en la ONU y pueda acceder a instituciones internacionales como el Tribunal Penal de La Haya es uno de los principales miedos de Estados Unidos y algunos de sus socios europeos ante la iniciativa de Mahmud Abbas. En principio, y dando por seguro el veto de Washington a la admisión como miembro de pleno derecho en la ONU, los diplomáticos palestinos recurrirán a la Asamblea General. Actualmente, la OLP está representada como observador. Lo que pretentenden sus dirigentes es que este estatus se amplíe hasta convertirse en Estado observador no miembro. Un planteamiento que sí que lograrían ya que tienen garantizado el apoyo de 128 de los 193 países que componen el órgano.
El problema para EEUU y algunos de sus socios europeos es que esto permitiría que los palestinos puedan acceder al Tribunal de la Haya y demanden a líderes políticos y militares por cuestiones como la colonización, que está tipificado como crimen de guerra según la legislación internacional. Por este motivo, en los últimos días se extendieron los rumores que hablaban de una posible oferta de apoyo de algunos países europeos a cambio de que la Autoridad Palestina, que dirige Abbas, se comprometiese a no intentar sentar ante los jueces a ningún representante de Tel Aviv.
El presidente del Estado francés, Nicolas Sarkozy, mencionó esta posibilidad de forma explícita durante su discurso ante la Asamblea. «Para remarcar su posición determinada a favor de una paz negociada, los dirigentes palestinos deberían (...) comprometerse a no utilizar este nuevo estatus para recurrir a acciones incompatibles con la continuidad de las negociaciones», señaló el mandatario galo.
En este sentido, el negociador palestino Nabil Chaath ya había reconocido el martes que la UE «nos ha pedido que si accedemos al estatus de Estado no miembro no acudamos a la TPI». Una solicitud que ya habría sido rechazada por los palestinos. «No hay duda de que la primera cosa que haremos será plantarnos en La Haya y denunciar la colonización, que es una violación flagrante del derecho internacional», aseguró el diputado árabe-israelí Ahmed Tibi. GARA
La jornada de apertura de la Asamblea de la ONU fue recibida por el Ejército israelí con el empleo de una nueva arma acústica para dispersar a los manifestantes palestinos, un equipamiento que forma parte del arsenal adquirido por Tel Aviv ante la iniciativa de Mahmud Abbas para reclamar la admistión de Palestina como Estado de pleno derecho ante la ONU. El «Scream», o «Grito», fue utilizado ayer en el paso de Qalandia, entre Ramallah y Jerusalén, para dispersar a grupos de manifestantes.
Según la agencia oficial palestina Wafa, citada por Efe, en cuestión de segundos el ruido emitido por el nuevo arma «desestabilizó» a los manifestantes, y muchos de ellos «cayeron sobre sus rodillas». El dispositivo, que es capaz de traspasar hasta tapones, también causa mareos y náuseas, y puede llegar a provocar daños irreversibles en el aparato auditivo en casos de exposición prolongada. Decenas de personas, según la agencia palestina, sufrieron daños por los efectos del «Scream», y uno se halla en estado crítico por el impacto de un bote de gas en un ojo.
El Ejército israelí ha gastado más de 100 millones de shekels en los últimos meses en la adquisición de todo tipo de equipos antidisturbios.
Aunque los de Qalandia no fueron los únicos choques que se registraron durante la jornada de ayer en Cisjordania, donde miles de personas salieron a la calle para defender la iniciativa de reconocimiento ante la ONU. En Hebrón, según informaba la cuenta de Twitter del International Solidarity Movement, al menos dos menores fueron arrestados durante los enfrentamientos registrados junto a la mezquita de Ibrahim, ubicada junto a una colonia de ultraderechistas.
Las manifestaciones se reprodujeron también en otros puntos del territorio ocupado como Ramallah, que fue la más multitudinaria con 15.000 asistentes, Nablus o Belén. GARA
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, abrió ayer la sesión de la Asamblea General y aseguró que asegurado que la «mayoría» de los países que componen las Naciones Unidas cree que «llegó el momento» de reconocer al Estado palestino