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Ixabel Etxeberria Irakaslea Juan Mari Zulaika De la Junta de la Federación de AA.VV. de Bilbao

Azkuna, el okupa mayor

Es el propio Azkuna quien tras años de gobierno ha concedido las licencias de construcción y la de derribo. No estaba obligado a concederlas. Más bien tenía mil razones para haber reservado el solar para usos prioritarios del barrio

No me refiero a que okupe el Consistorio. Lo que reclamo es que no nos okupe el suelo disponible de Bilbo por la vía de la recalificación sistemática para Don Ladrillo. Todo ello muy legal, pero también muy antisocial.

Kukutza le importaba un higo a Azkuna. Tiempo ha tenido para valorar su actividad plural que tanto apoyo social ha concitado y reconducir la propiedad y la situación legal del solar. Sin embargo, ha preferido sitiar el barrio y lanzar toda una maquinaria de guerra. Para ello, se refugia en una legalidad nominal, vacía de historia: «hay una ocupación ilegal del suelo y el Ayuntamiento tiene que defender la propiedad privada». ¿No es quien lo recalificó para vivienda el primero en okupar el solar, en usurparlo a las necesidades prioritarias del barrio? Asuma la historia y aplíquese el cuento: «de aquellos vientos, estas tempestades». No intente confundir irresponsablemente Kukutza con Bildu.

Azkuna valoró el solar en seis millones de euros. Es el precio de mercado del solar dotado de licencia de construcción y derribo. ¿Cuál sería el valor de haberlo mantenido como industrial? Pues el que pagó Cabisa, menos de dos millones. ¿Qué necesidad había de recalificarlo cuando no había ningún proyecto a corto ni a largo plazo? ¡Vaya pelotazo! ¿Por qué desoyó el Ayuntamiento al barrio cuando solicitó que se destinara a equipamiento social? Pudo habérselo apropiado con ventaja, a bajo precio.

¿Por qué los ediles de Cultura y de Juventud en trece largos años no se acercaron a valorar las actividades de Kukutza que tanto éxito cosechaban? Es el propio Azkuna quien tras años de gobierno ha concedido las licencias de construcción y la de derribo. No estaba obligado a concederlas. Más bien tenía mil razones para haber reservado el solar para usos prioritarios del barrio. Por ejemplo, su clasificación como elemento con valor de conjunto según el estudio de la consultora Ondartez.

El Sr. Azkuna se aferra al sistema de la recalificación indiscriminada con anticipación de décadas, sin ningún estudio, plan urbanístico ni consulta. Es la okupación legal que usurpa a otros usos el poco suelo disponible de la ciudad.

Kukutza es sólo una muestra. Aconsejo al regidor que recorra en Rekaldeberri las calles Moncada, Severo Unzué, Dr. Díaz Emparanza, y en Irala las calles de Andrés Isasi, Eskurtze, Padre Larramendi, Jaen y enumere las decenas de pabellones en desuso, que suman en conjunto una zona más amplia que la de Garellano y constituyen la tercera muralla vergonzante que, con la autopista y el ferrocarril, separa Rekalde del resto de la ciudad.

Todo el conjunto de pabellones están recalificados invariablemente para vivienda. Su destino es la piqueta. El PERI de Ametzola desaprovechó la oportunidad para variar la suerte de los pabellones que se alinean a lo largo de la Avda. del Ferrocarril y Ametzola sigue sin centro cívico ni equipamiento social alguno. El borrador oficial del PGOU mantiene intacto el indiscutible cartelito de «todo para vivienda» al frente del conjunto de pabellones, para aliento del interés alicaído de las constructoras.

Hace una broma obscena Azkuna cuando dice a los de Kukutza: «coged otro pabellón en alquiler, ya os soltaremos alguna pasta». No dice cuál está libre a precios razonables. Los propietarios agraciados por la recalificación y la revalorización sobrevenida prefieren especular a que vuelvan de nuevo las golondrinas del ladrillo. Y si no vuelven, o tardan en volver, ¿las murallas de pabellones sombríos quedarían a esperar su maldita oportunidad? Ahora que se anula la del ferrocarril y va a abrirse una nueva avenida entre Rekalde-Ametzola-Irala, ¡qué oportunidad más interesante para una digna urbanización del enclave que restañara la tercera muralla! Es una obra de envergadura, de alcance histórico para los barrios implicados del distrito, que no está ni contemplado.

Muchos de estos pabellones por su estado y su estructura pueden ser rehabilitados y servir para otros muchos uso social, educativo, sanitario, cultural, centro cívico, zona libre, talleres compatibles con un entorno residencial, incluso viviendas sociales, accesibles para los jóvenes, preferentemente en régimen de alquiler, etc.

El nuevo PGOU debería plantear un estudio al respecto. Todas las asociaciones de los barrios implicados deben luchar unidas por rescatar la zona de los pabellones de su actual okupación legal. La cuestión, por su envergadura, debería interesar también al Colegio de Arquitectos. ¿Por qué no abrir un concurso de ideas? Sr. Azkuna, revoque las recalificaciones. Desokupe los pabellones del destino al que los ha condenado. Considere otros usos posibles y socialmente prioritarios.

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