Católicos de Gipuzkoa miran a Roma alarmados por la actitud de Munilla
La mayoría de los católicos de Gipuzkoa clama porque Roma atienda sus requerimientos y su obispo esté en comunión con ellos, en vez de optar por la vía de la imposición. El periodo estival no ha calmado los ánimos, muy al contrario José Ignacio Munilla ha continuado sin escuchar a laicos, presbíteros y religiosos, imponiendo un programa pastoral alejado de la realidad de la diócesis. Además, el obispo ha vetado a la mitad los seminaristas que acudirá a Iruñea.
Agustín GOIKETXEA | DONOSTIA
José Ignacio Munilla ofició ayer al mediodía en el Buen Pastor una eucaristía con la que inició el curso pastoral 2011-2012 y presentó los objetivos generales para el quinquenio 2011-2016. Una simple mirada al templo sirvió para constatar que el obispo está completamenta alejado del rebaño del que pretende ser su pastor espiritual. La catedral estaba desangelada, fiel reflejo del apoyo que tiene el prelado en su diócesis.
Aunque el obispo se haya empeñado en apostar por la comunión en el seno de la Iglesia guipuzcoana, como manifiesta en su última carta pastoral, la realidad es que su proceder esta alejada de esa práctica. Consultó a los consejos Pastoral, Presbiteral y de Arciprestes acerca del programa pastoral para el quinquenio, aunque finalmente repitió lo que hizo al elegir a sus vicarios, escogiendo las opiniones más favorables a su pensamiento conservador, obviando la realidad de la diócesis.
En la carta pastoral leída ayer a los fieles y que avanzó el sábado a los medios de comunicación -a esos mismos a los que teme por su influencia social-, Munilla defendió una «unidad concreta», «una unidad entre la comunidad parroquial y su párroco, entre la comunidad diocesana y su obispo, entre la comunidad católica y su Papa», puntualizó.
Asimilación
Lo cierto es que en menos de tres meses, José Ignacio Munilla ha tratado de imponer sus tesis en el traslado de los seminaristas a Iruñea y de fijar los objetivos pastorales más próximos en Gipuzkoa. Después de confesar que hará un «esfuerzo» por escuchar a sus críticos, la mayoría, no ha tenido problema alguno en decir que impondrá sus líneas teológicas pastorales, por algo es el obispo nombrado por la Santa Sede.
«Hay mucho cabreo», declara a GARA un miembro de la comunidad diocesana que, aunque le pese a Munilla, no se identifica, para no sufrir sus represalias. Lo cierto es que los críticos cada vez son más, aunque el prelado insista en su idea de que muchos católicos guipuzcoanos acabarán aceptando sus propuestas neoconservadoras españolas.
«La mayor aportación que podemos hacer para llegar a la comunión, no es otra que la propia conversión«, dice en su carta pastoral a quienes conforman la mayoría social de la Iglesia de Gipuzkoa.
Conscientes de que la palabra «diálogo» no tiene ningún significado para el obispo, en los próximos meses se aventura una nueva iniciativa dirigida a Roma para que atienda a los católicos guipuzcoanos. Asimismo, la llegada de curas polacos, sudamericanos y cubanos neoconservadores a parroquias como Zumarraga, donde Munilla fue párroco de una de sus iglesias ha enacerbado aún más los ánimos de los fieles, que se sienten ignorados por la jerarquia eclesial. «Comienza toda una tarea mayoritaria para pedir a Roma un obispo que pueda estar en comunión con la diócesis de Donostia», remarcan.
Este «descontento y cabreo generalizado» parece que comienza a estructurarse, después de que algunos fieles, presbíteros y religiosas confíasen hasta ahora en las palabras conciliadoras de Munilla. «Hay un desprecio total por parte del obispo hacia las posturas mayoritarias, lo pinte como lo pinte», añaden.
Lo cierto es que José Ignacio Munilla es fiel defensor de Benedicto XVI y en su carta pastoral se niega a interpretar el Concilio Vaticano II en términos de «ruptura», defendiendo que a su juicio la lectura en el seno de la Iglesia católica hay que hacerlo en términos de «reforma».
De los cuatro seminaristas guipuzcoanos que iban a ir a Iruñea, finalmente solo han ido dos, después de que una pareja de ellos hayan sido descartados por el obispo, según informan fuentes diocesanas.