Rusia consideró ayer «inaceptable» la última versión de condena de la represión en Siria lanzada en el Consejo de Seguridad de la ONU por parte de los países occidentales. Gran Bretaña, Estado francés, Alemania y Portugal evitaron mencionar explícitamente la posibilidad de sanciones contra el régimen de Bashar Al-Assad e incluyeron el término «medidas dirigidas», lo que no contentó a Moscú, tradicional aliado de Damasco y que aboga por potenciar el diálogo entre la Administración y los opositores y no centrar las condenas en la autoridad de Al-Assad. EEUU, por su parte, abogaba por una resolución «fuerte» que, según aseguró su portavoz, Victoria Nuland, «pueda ser utilizada para lanzar el mensaje de que la violencia tiene que detenerse».

«Por desgracia, lejos de satisfacernos, nuestras demandas no han sido tomadas en cuenta», aseguró ayer el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Guennadi Gatilov, que aseguró que, por esa vía, las potencias occidentales no lograrán poner fin al bloque impuesto en el Consejo. Al cierre de esta edición, no se había llegado a ningún acuerdo sobre una posible resolución acerca de los enfrentamientos que se registran en Siria y que muchos expertos han calificado de previos a una guerra civil.

Quien sí ha tomado una posición contraria al régimen de Al-Assad ha sido el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que ayer anunció que su país adoptará rápidamente sanciones contra Siria, argumentando que «no se pueden dejar las cosas como están cuando se están matando inocentes y gente indefensa». Turquía es uno de los países que están recibiendo un mayor flujo de refugiados procedentes del país vecino.