Mesa redonda
La empresa familiar se convierte en «un modelo a seguir» ante la crisis
En una época en que la crisis aprieta de lo lindo y se buscan nuevas soluciones, la tradicional empresa familiar ha conseguido hacerse un hueco entre las alternativas para salir adelante, como quedó confirmado en un encuentro empresarial organizado por la UPV-EHU.
Mikel PASTOR
El paraninfo de la UPV-EHU acogió un interesante debate en torno a la viabilidad de las empresas fundamentadas en la familia, en las empresas dejadas en herencia de padres a hijos, que llevaba por título «La supervivencia de la empresa familiar en tiempos convulsos».
El encuentro contó con varios expertos en materia económica, como Manuel Bermejo, director de Programas de IE Business School; Iñaki Garcinuño, gerente de la empresa de imprenta del mismo nombre y José Ignacio Castresana, investigador de empresa familiar de la Universidad de La Rioja.
Una de las conclusiones principales del encuentro fue que, en una época dura, «recesiva» en palabras de los oradores, algunas empresas están mejor preparadas que otras para hacer frente a la situación.
Las razones para estar mejor armadas frente a la crisis son, según los entendidos, su «prudencia financiera», dada su visión del negocio a largo plazo, pensada incluso para futuras generaciones. Además a este tipo de negocio se le añaden características propias como «mayor flexibilidad y rapidez en la toma de decisiones», así como «la implicación de la familia» a la hora de superar problemas o situaciones complicadas.
Los tres oradores no dudaron en señalar que «la actual crisis no es unicamente fruto de los factores financieros» sino que está fundada en otra base completamente distinta, como «la falta de valores, la filosofía del esfuerzo y del mérito».
«Hasta ahora se ha vivido en un periodo de crecimiento excepcional» coincidieron en señalar los tres expertos, aunque añadieron que «debemos ser conscientes de que no trabajamos para volver al modelo anterior», sino que su trabajo debe estar encaminado a «adaptarse a las nuevas pautas de negocio del área empresarial».
Además de analizar la situación actual, los oradores hicieron un repaso de la historia de la empresa familiar, constatando que, durante años, este tipo de empresas ha sido considerado «sinónimo de problemas», cuando en realidad es todo lo contrario. Es más, en palabras de los expertos, «las demás empresas deberían de tomar ejemplo de las empresas familiares», sobre todo por «sus cualidades a la hora de asegurar la supervivencia empresarial».
Un espejo en el que mirarse
Especialmente esperado, por la entidad del orador, era el discurso de Manuel Bermejo, una eminencia en el área de las empresas familiares.
Bermejo resaltó la «importante implicación» que, generalmente, suelen tener los trabajadores de este tipo de empresas, sean o no miembros de la familia. Esta implicación, en palabras del director de Programas de Business School, supone la creación de «mecanismos propios» con los que la empresa familiar es capaz de responder a las adversidades en tiempo récord.
Un claro ejemplo de estos automatismos es la capacidad de sacrificio. Según el experto, ajustarse los salarios o realizar mayores esfuerzos es más sencillo para los trabajadores de este tipo de empresas, puesto que están más involucrados en el proyecto. «Al haber un fin común, se evitan los mercenarios empresariales», afirmó Manuel Bermejo. Al eliminar los salarios unidos a objetivos de corto plazo, las decisiones se toman en frío y con tranquilidad, y no de manera frenética, y en muchas ocasiones, atropellada.
La supervivencia empresarial, anteriormente citada, ocupó también espacio en el discurso. Aún resaltando los valores y las herramientas de este tipo de empresas para mantenerse a través de los años, también apuntó algunos obstáculos que tienen las empresas familiares: por un lado, la falta de profesionalización y liderazgo, en parte porque al heredar el negocio no se tiene la formación adecuada, y por otra parte, la necesidad de separar empresa y familia, algo nada sencillo.
Por tanto, la sucesión se convierte en asunto primordial en este tipo de empresas. Solo el 10% de empresas alcanza la tercera generación. La mayoría de empresas se quedan en el camino por falta de organización o sucesión, por lo que Bermejo concluye, que «lo recomendable no es solo planear la evolución de nuestro negocio familiar, sino involucrar a cuantos familiares se pueda de cara al futuro».