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La Torre sin Nombre ya cuenta con la primera ruta rusa

Viktor Volodin, Dmitry Golovchenko, Sergey Nilov y Alexander Yurkin abren una nueva línea en la cara noroeste: «No fear» (1.120 m, VII, A3, 6b+). Los alpinistas invirtieron diez días e instalaron tres campos en pared. La apertura la realizaron en estilo cápsula.

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Andoni ARABAOLAZA

La vía «Insumisoa» (VI, 6a, A3+, Torre sin Nombre) de los alpinistas navarros Antonio Akerreta, Fermín Izko y Mikel Zabalza tiene desde el pasado mes de agosto una nueva compañera. La nueva compañía no es otra que la primera ruta rusa a ese gran monolito de granito (1.120 metros, 920 de pared, VII, A3, 6b+) , que ha sido bautizada como «No fear» por el equipo de la Federación Moscovita de Montañismo y Escalada formado por Viktor Volodin, Dmitry Golovchenko, Sergey Nilov y Alexander Yurkin. En sí, se la considera como una nueva línea, aunque no sea totalmente independiente, ya que «pilla» tres largos de la vía «Insumisioa».

Con motivo del 80 aniversario de la Federación de Moscú, los citados cuatro protagonistas y otros dos más se presentaban en las Torres del Trango con el objetivo de abrir una nueva vía en la cara norte de la Torre sin Nombre. Pero las condiciones para llegar hasta pie de pared eran muy malas y peligrosas, y finalmente se decantaron por su cara noroeste. Una pared que cuenta con dos vías: la antes señalada «Insumisioa», y la «Piola» de 1987. Mientras Volodin, Golovchenko, Nilov y Yurkin le daban al nuevo proyecto, otros dos compañeros, Gregori Kozlov y Denis Saveliev, repetían la ruta «Eslovena» del 87 de la cara sureste.

Como decíamos, la ruta «No fear», que debe su nombre al eslogan del club moscovita Demchenko, llegaba a la Torre sin Nombre con la «excusa» del aniversario de la Federación de Moscú pero, al mismo tiempo, también cumplía con el reto personal marcado desde hace muchos años por Volodin.

En su primera visita al Karakorum en 1997, este alpinista participó en la primera ascensión de la cara oeste del K2. A su regreso, Volodin no pudo escaparse de la atracción que ejercen las Torres del Trango, y decidió volver. «Finalmente, las estrellas se alinearon. Era mi sueño y se ha hecho realidad», ha afirmado el alpinista ruso.

A pesar de que se trata de una de las líneas abiertas más importantes de la última década, «No fear» ha sido criticada por el estilo en que ha sido abierta. Como ha sido una actividad con el sello ruso, hay quienes han hablado de asedio a la ruta. Un término muy escuchado en las actividades -sobre todo aperturas- de alpinistas rusos en los ochomiles y en grandes paredes alpinas.

El caso es que el equipo ruso comenzó su trabajo en la pared el 2 de agosto. Según informan los propios escaladores, durante las dos primeras jornadas equiparon parte de la pared con cinco cuerdas, es decir, las fijaron. Tres días más tarde, el día 5, los rusos se trasladan definitivamente a la pared. Y en ocho jornadas más hacen cumbre abriendo el itinerario «No fear». Debido a la dureza de la vía, el grupo dirigido por Volodin escaló en estilo cápsula, una forma bastante frecuente en este tipo de aperturas en paredes alpinas y en altitud.

Así nacía la primera vía abierta por rusos en la Torre sin Nombre, una de las líneas más importantes de estos últimos años. Cuatro alpinistas, ocho días de escalada ininterrumpida, más de mil metros de apertura, «asedio», dificultades técnicas importantes y estilo cápsula... ésas son las señas de identidad del grupo de Volodin. Lo que está claro es que esta apertura no se puede equiparar a, por ejemplo, dos que se han llevado a cabo en estos últimos años en la Gran Torre, pero en estilo alpino.

Nos referimos a «Azeem Ridge», de los norteamericanos Josh Wharton y Kelly Cordes en la cara suroeste, y «Assalam Alaikum», de los eslovacos Dodo Kopold y Gabo Cmerik en la cara sur. Dos rutas muy adecuadas al estilo alpino y que no manejan tramos tan duros en artificial. Sin embargo, otros alpinistas alaban la apertura rusa afirmando que ha sido un gran trabajo en altura, con largos duros, y que no se han dedicado -como la mayoría de quienes visitan esta torre- a repetir las «clásicas» «Eternal Flame» o «la «Eslovena». Controvertida o no, ahí queda la firma del «asedio» ruso a la Torre sin Nombre, una apertura llevada a cabo por parejas de dos en ocho días, y con la instalación de tres campos en la pared.

Por diedros

Como decíamos, tras descartar la cara norte por la exposición generada por la caída de grandes bloques de hielo, el grupo que lideraba Volodin se sumerge en la cara noroeste, justo por el centro de la pared. Una extraordinaria tapia de granito caracterizada por espolones y tramos desplomados.

«Trabajamos en grupos de dos, y en las hamacas también nos organizamos por parejas. El tiempo de las 4-5 primeras jornadas fue muy bueno, con sol y temperaturas muy agradables. Nos quedamos bastante extrañados -señala-, ya que estábamos escalando a una altura entre los 5.000 y 6.000 metros. Eso sí, a partir de esos días el tiempo fue empeorando, y el día de cima fue realmente malo, con lluvia, nieve y mucho frío», informa Volodin.

Sobre las características de la ruta, los escaladores se enfrentaron con roca relativamente compacta, sobre todo en la parte baja y media de la nueva vía; una escalada sobre sistema de diedros y techitos. Siempre a la derecha de la vía «Insumisioa», a la que se une por medio de una terraza de nieve. La escala durante tres tiradas, y la nueva «No fear» se desvía hacia la derecha para dirigirse a la cumbre de esta torre.

Los protagonistas de la apertura han afirmado que les han impresionado particularmente las secciones de la parte central y superior del murallón, ya que no había lugar para concesiones, tanto para asegurar como por la dureza de los largos.

La apertura finalizaba el 12 de agosto, justo envueltos en la tormenta. El equipo ruso decidió descender por la misma vía, y al día siguiente ya se encontraban de vuelta en el campo base. Una nueva ruta casi independiente: la primera rusa a la Torre sin Nombre. Una apertura criticada en algunos foros (la mayoría de ellos apuestan por el estilo alpino) por el estilo de «asedio» llevado a cabo por los alpinistas rusos en una tapia como la noroeste de la Torre sin Nombre.

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Se trata de la primera vía abierta por escaladores rusos en la Torre sin Nombre. Invirtieron diez días e instalaron tres campos en la pared

Estilo

El cuarteto dirigido por Viktor Volodin escaló en estilo cápsula. Hay quienes han criticado el «asedio» utilizado durante la apertura

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