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nueva dirección | Oriol Junqueras presidente de esquerra republicana de catalunya

«Si el acercamiento a CiU es negativo en votos pero bueno para el país, lo asumiremos»

El pasado fin de semana se oficializó el largo proceso de cambio en la dirección en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Oriol Junqueras (Barcelona, 1969) pasó de ser «el futuro presidente» a tomar por fin la presidencia del partido. Junqueras, que también es historiador, eurodiputado y alcalde de Sant Vicenç dels Horts, quiere pasar la página de los últimos años del tripartit y centrarse en temas nacionales, lo que le ha llevado a romper viejas barreras con CiU, en un proceso en el que hay quien ve un giro a la derecha.

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Beñat ZALDUA | BARCELONA

A diferencia de 2008, el pasado fin de semana se consumó un cambio de dirección pacífico y consensuado en ERC. ¿Se han acabado las tradicionales disputas internas?

De momento, por lo que parece, sí. Estamos muy satisfechos, es un proceso que se ha hecho con mucho consenso, con mucha generosidad por parte de todos y, por lo tanto, me parece que es un ejemplo de transición en la dirección de cualquier partido político.

Pese a ello, no es la mejor época para hacerse cargo de la dirección de ERC, ya que los augurios no son muy buenos de cara al 20-N. ¿Cómo lo encara?

Seguramente, si las circunstancias no fuesen las que son, yo tampoco hubiese tenido la oportunidad de ser presidente del partido. La vida es como es y cuando llegas al baile, tienes que bailar con la música que suena. Nuestra obligación es trabajar para mejorar estos resultados tan rápido como sea posible. En cualquier caso, nos parece que hay señales positivas al respecto, en cuanto a la ilusión y el entusiasmo interno, así como por la percepción social de que el país tiene que dar un paso adelante y de que nosotros somos imprescindibles para dar ese paso.

Los malos resultados electorales de Esquerra coinciden con el auge del sentimiento independentista. ¿Cómo se entiende?

Esquerra ha asumido una responsabilidad histórica muy importante, que es intentar coser el país; que no haya dos comunidades nacionales, una catalana y una española. Esta responsabilidad se concretó dando la oportunidad al Partido Socialista de gobernar. Desgraciadamente, los socialistas no lo supieron aprovechar. Pero sí que hemos conseguido hacer entender al país que es necesario ir hacia adelante. Hemos pagado un precio muy alto por ello, pero es un precio bien pagado.

¿Cuál es el análisis de la nueva dirección sobre el tripartit?

La lectura global es que fue una apuesta muy importante para que el país diese un paso. Con el tripartit se hizo una parte, bien hecha, de la construcción de la cohesión social del país, de la integración de la inmigración, de ámbitos universitarios, de las exportaciones industriales, de la internacionalización de la economía... Pero cuando la propuesta estatutaria de aquel Gobierno quedó bloqueada por las instituciones españolas, se debería haber dado un paso más y el Partido Socialista no lo quiso dar. La sociedad sí que lo quería dar y, como nosotros estábamos en aquel Gobierno, interpretó que nosotros tampoco lo queríamos dar.

Ya hay acuerdo con Reagrupament para el 20-N, aunque parece más difícil con Solidaritat. ¿Cómo está el tema y cuál es la importancia que le dan?

Nosotros lo que queremos es ser útiles para el país y para eso tenemos que desarrollar una propuesta clara y nítida que el país pueda entender, con una candidatura que no esté marcada por el egoísmo de las siglas ni de las personas. Nosotros somos la fuerza hegemónica del independentismo en Catalunya y hemos hecho una propuesta para crear una plataforma para que quien quiera venir a ayudarnos pueda venir. Si alguno opta por decir que no, pues lo sentiremos mucho, pero nosotros somos responsables de nuestras propias decisiones, no de las de los demás.

Ante la crisis del modelo autonómico y la previsible ofensiva centralizadora del PP en el Gobierno central, ¿Cuál debe ser la tarea de un partido como ERC en el Congreso?

Madrid es un altavoz; es una plataforma desde la que podremos hablar a la gente de aquí, no al Estado español, porque ya sabemos que el Estado español no nos quiere escuchar. El problema con el Estado español no es que no nos conozca, sino que nos conocemos demasiado. Tenemos que aprovechar ese espacio para explicar a nuestra gente nuestro proyecto de libera- ción nacional y explicar por qué España es inviable. En este sentido, si podemos coincidir con otras formaciones políticas de otros ámbitos nacionales, estaremos encantados de coincidir. Me parece que hay un mínimo de solidaridad internacional entre Països Catalans, Euskal Herria y Galiza que se debe explotar y eso se puede expresar en el Congreso de los Diputados. Por lo tanto, aprovecho para reafirmar nuestra voluntad de colaborar con el mundo de la izquierda abertzale e intentar trabajar juntos en todo lo que sea posible.

Se habla mucho del deshielo entre CiU y ERC. ¿Cuáles son las ventajas y los peligros de ese acercamiento?

La primera cuestión es si hay deshielo o no.

¿No lo hay?

(sonrisa) Es posible que haya actitudes nuevas. Todo esto se basa, de momento, en un solo acuerdo sobre la financiación de Catalunya, que no es de derechas ni de izquierdas; es un acuerdo nacional en defensa de los intereses de nuestra nación. De hecho, Iniciativa también votó a favor de este acuerdo de financia- ción. Eso es lo que la gente espera de nosotros, que en temas de país nos podamos poner de acuerdo, igual que el PSOE y PP se ponen de acuerdo en defender los intereses del Estado español. ¿Qué ventajas tiene? Que defendemos el país. ¿Qué peligros tiene? Pues que la prensa española, especialmente la vinculada al Partido Socialista, intentará desgastarnos diciendo que estamos girando a la derecha.

¿No existe el peligro de que si se acercan demasiado, el partido quede desdibujado, como ya ocurrió a principios de los 80?

Este peligro no existe porque no nos acercaremos demasiado. Nos acercaremos lo justo para defender los intereses del país, pero ni un milímetro más. Nuestra posición es muy clara: entre la izquierda y el país, cuando haya que defender los intereses del país, los defenderemos; y ante temas de derecha, pues tenemos nuestra posición que es muy clara al respecto, por lo que tampoco nos acercaremos demasiado. De todos modos, si el resultado de un acercamiento acaba siendo negativo para nosotros electoralmente, pero positivo para el país, pues es un sacrificio que tendremos que asumir, para eso somos independentistas.

De esta manera, se está dibujando un panorama en el que CiU pacta con ERC los temas nacionales y de autogobierno, mientras pacta con el PP los temas económicos, entre ellos los durísimos recortes. ¿Es sostenible?

Bueno, esperamos que la gente se dé cuenta de que Convergencia puede elegir, y si elige al PP es porque quiere. Si la gente quiere que Convergencia no elija al PP, es muy sencillo: tiene que votar a Esquerra. Porque si la gente vota a Esquerra, seguro que Convergencia no tendrá opción de pactar con el PP.

Sobre el conjunto de Països Catalans el panorama parece más desolador, ¿no es cierto?

Tanto en el País Valencià como en las Illes ha habido una mayoría absoluta, e incluso absolutísima, del PP y en el caso del País Valencià la situación es muy preocupante. Nos gustaría encontrar fórmulas para defender a nuestros conciudadanos en el País Valencià y en las Illes, pero lo único que podemos hacer ahora para defender sus intereses es tener un Govern del Principat fuerte.

Otro tema con el que les toca lidiar a los políticos es el descontento de gran parte de la sociedad respecto a la clase política y el sistema político, reflejado en el Principat, sobre todo en Barcelona, en las movilizaciones del 15-M. ¿Cómo lo afronta?

Defendemos los valores republicanos, que piden a la gente que se implique en sus instituciones, en la medida en que las instituciones son las garantes de las libertades, de los derechos y las necesidades de los ciudadanos. Pedimos a la gente que participe en la política y defendemos una política lo más partici- pativa posible. Por lo tanto, es posible que una parte de esta gente se sienta suficientemente reconocida en nuestro posicionamiento y puede ser que otros no. Al mismo tiempo, también es evidente que es necesario respetar las instituciones del país, porque por débiles y limitadas que sean, son las únicas instituciones que tenemos. Si queremos ser un Estado en el futuro, necesitamos intentar prestigiar nuestras instituciones e intentar que nuestras instituciones se parezcan lo máximo posible a las instituciones de un Estado.

Hablando de instituciones, ¿qué le parece que un tribunal como la Audiencia española impute a 22 personas por el intento de bloqueo del Parlament?

Que alguien no deje entrar a los diputados del Parlament de Catalunya me parece algo absolutamente fuera de lugar. Si eso lo hubiese hecho un grupo de extrema derecha española, no tendríamos ninguna duda de que deberían de ser juzgados en consecuencia. Estoy absolutamente de acuerdo en que las instituciones de Catalunya tomen las decisiones necesarias para defenderse. Lo que es inaceptable es que un tribunal de excepción como la Audiencia española intervenga en un caso que debería ser tratado, con proporcionalidad, por el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya. Lo ocurrido en el Parlament es intolerable, porque eso pone en riesgo el prestigio de nuestras instituciones, la cohesión nacional de nuestro país y el proyecto de que este país se convierta en un Estado.

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