Jesus Valencia | Educador social
La voz de su amo
Si tan gravosa les resulta la población reclusa que la manden a casa de una puñetera vez. ¿Y si salieran estos para que ocupen las celdas los incontables mangantes que nos despluman?
No soporto a los políticos ostentosos que nos exigen apretarnos la correa para salir de la crisis. Antes de tomar en cuenta sus requerimientos, deberíamos saber para quién trabajan y cuánto cobran por ello. Un corredor de bolsa inglés, tan desaprensivo como locuaz, ha confirmado lo que muchos suponíamos: que las enti- dades financieras se están forrando y que, para tan miserable saqueo, cuentan con la inestimable ayuda de los supuestos gobernantes. Digo supuestos porque los verdaderos mandamases son los del parné. Los otros alquilan su voz y su imagen para que los tontos aceptemos sin chistar las exigencias del capital.
Por lo que se refiere a la Casa Real, es sabida la relación que mantiene el campechano monarca con todos los españoles (acaudalados). No es de extrañar; según la revista Forbes, su fortuna se contabiliza en millones de euros. Los parientes de su Majestad acaparan puestos en numerosos consejos de administración, cargos jugosamente remu- nerados. Una prima suya, Teresa de Borbón Dos Sicilias y Parma Vinos, hace honor a su enológico apellido; debe de ser la propietaria de las Bodegas Tarsus. A la pareja Urdangarin-Borbón los contribuyentes le compramos en Barcelona un palacete que nos costó 2.000 millones de pesetas. Y si caros nos resultan los esponsales, no son más baratos los divorcios. Al avispado Marichalar hubimos de pagarle tres millones de euros por divorciarse de la infanta Elena. Hace cuatro días el Rey, camino de una cuchipanda, nos advertía de que llegan tiempos muy duros.
Y ¿qué decir de los gloriosos padres de la patria? ¡Ni te cuento, morena! Senadores y diputados cobran jugosos jornales pese al escandaloso absentismo. Cuando acuden a las sesiones, suelen matar el tiempo leyendo la prensa, remugando o siguiendo la evolución de la Bolsa. Dietas muy altas, elevado presupuesto para desplazamientos, jubilaciones de lujo con siete años de trabajo, la plaga de muchos sueldos vitalicios, banquetones en sede parlamentaria... Claro que su trabajo es delicado y exigente: 60 diputados estuvieron cuatro días con sus cuatro noches en Canarias estudiando el cultivo del plátano (¡maestros ellos de las técnicas plataniles!). Muchos de ellos ameritan sus privilegios aprobando medidas que dejan al pueblo llano en cueros.
Al otro lado de este servilismo bien pagado, los demás. Me duelen quienes viven marginados de la actividad productiva: parados prematuros en plenitud de facultades, jóvenes a los que se les van cerrando todas las puertas a las que llaman... Los recortes han llegado hasta las cárceles. ¡Qué cutrez! De aquí en adelante, cuando los presos pinten acuarelas sólo podrán utilizar la mitad del arco cromático, ya que les han recortado el 50% de la partida destinada a talleres. Y cuando acudan al comedor, les corresponderá un ración de macarrones sensiblemente inferior; el presupuesto para dietas ha sido recortado en un 30%. Si tan gravosa les resulta la población reclusa que la manden a casa de una puñetera vez. ¿Y si salieran éstos para que ocupen las celdas los incontables mangantes que nos despluman?