El partido socialdemócrata se inclina hacia la CDU de Angela Merkel
La ruptura de las conversaciones entre socialdemócratas y Verdes en Berlín abre la posibilidad a un acercamiento a la CDU de la canciller Merkel, también a nivel nacional. Influyentes medios insinúan que la jefa de Gobierno debería terminar el bipartito con los liberales y formar una coalición estable con el SPD.
Ingo NIEBEL
Se acabó la idea de que un bipartito formado por el Partido Socialdemócrata (SPD) y los Verdes en la ciudad-estado de Berlín podría ser el preludio de un futuro Gobierno federal de la misma índole. El miércoles, de forma sorprendente, el alcalde gobernador de la capital alemana, Klaus Wowereit (SPD), dio por terminadas las negociaciones con los ecologistas, después de tan sólo una hora de intercambio de opiniones. Como razón para el abrupto final, el SPD esgrimió el no de los Verdes a la ampliación de la autopista que pasa por la ciudad. Los Verdes contraatacan diciendo que los socialdemócratas no tenían el más mínimo interés de llevar las conversaciones a buen puerto. Su candidata a alcalde gobernador, Renate Künast, a la sazón vicepresidenta del grupo parlamentario en el Bundestag, fue contundente en sus declaraciones contra el SPD, con el que había compartido el Gobierno federal de 1998 al 2005: «Ningún verde se lo perdonará jamás al SPD».
Esta decisión llevará a Wowereit a formar el Ejecutivo regional con la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la segunda fuerza más votada, por delante de los Verdes. La idea no complacerá a sus bases pero al alcalde le dará una mayoría mucho más sólida que la que hubiera formado con los ecologistas, que habría contado con solo un voto más que la oposición. El rumbo, emprendido por el socialdemócrata no sorprende del todo, porque desde el fracaso de la primera coalición «rojiverde» en los años 90 los dos comités regionales no se llevan nada bien.
Para la clase política alemana, el giro del SPD hacia la CDU en Berlín hace pensar que esta posibilidad podría repetirse también a nivel nacional.
El influyente diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung» (FAZ), órgano de los poderes fácticos del país, ha vuelto a insinuar que ambos partidos vuelvan a unirse. El rotativo planteó esta opción por primera vez hace dos semanas cuando el sector eurocrítico del partido liberal (FDP), socio de la canciller Angela Merkel (CDU), empezó a recoger firmas para consultar a las bases liberales sobre el «no» a las ayudas financieras de Alemania a Grecia y otros países europeos endeudados. Ahora el padre de la idea, Frank Schäffler, ha logrado su objetivo y según parece, el FDP celebrará la consulta en diciembre. En el caso de que el partido dijera «no» a la actual política de rescate, Merkel tendría que dar por terminado el bipartito. Entonces a la jefa de Gobierno le quedarían dos opciones: Plantear una moción de censura y perderla para convocar elecciones anticipadas o ganarla, pero con los votos del SPD, para terminar la legislatura en 2013.
Acuerdo sobre el rescate
Ante el caos y la incertidumbre que la gestión de la actual crisis del sistema capitalista europeo por parte del Ejecutivo federal ha generado en Alemania, banca, economía e industria alemanas prefieren la segunda opción porque daría luz verde a un Gobierno más estable que el actual. CDU, SPD y Verdes comparten a grandes rasgos la política del rescate. Los únicos que dicen «no» a la «socialización» de las deudas, causadas por los bancos, es el partido socialista Die Linke.
Sin embargo, la fecha de caducidad de las declaraciones sobre el rescate del euro ya no se puede medir en semanas, sino que hay que hacerlo en días y a veces en horas. Hace poco el Gobierno de Merkel estaba en crisis porque su vicecanciller y ministro de Economía, Philipp Rösler (FDP), dijo públicamente que habría que pensar en una «bancarrota planeada» de Grecia. En estos días los medios de comunicación alemanes están informando del plan B que el político está elaborando para esta cuestión y nadie se irrita por eso. Luego, los alemanes eurocríticos están mirando hacia Eslovaquia cuyo Parlamento decidirá la semana que viene sobre el rescate al euro. Si dice «no», todo el plan A de Bruselas se viene abajo.
El denominador común de todos los partidos alemanes es que carecen de una visión sobre cómo ha de ser la Unión Europea después de esta crisis. Todos están centrados en administrar los problemas actuales, sin solucionarlos. Para ello están dispuestos de gobernar ignorando, como nunca antes, lo que piensan o quieren sensibilidades mayoritarias de la sociedad.
Esta ignorancia da, por un lado, alas al Partido Pirata que, si en este momento hubiera elecciones generales, podría obtener alrededor de ocho puntos. Por el otro lado, la nueva formación sigue por el mismo sendero, porque no se posiciona respecto al euro. Prefiere hablar de «otra política», centrada en cuestiones puntuales, pero sin responder a estas preguntas generales. De hecho, los Piratas interpretan hasta cierto punto el papel de los «indignados», pero acorde a una situación social bien distinta. Así suponen una competencia tanto para los Verdes como para el Linke porque «piratean» fácilmente unos dos puntos a cada uno.
En cambio, el SPD y la CDU tienen otros problemas. El principal partido de Gobierno carece de una personalidad que pueda suceder a Angela Merkel. La canciller está rodeada de sus fieles porque sus rivales han abandonado la política.
En el SPD la situación es a la inversa ya que hay tres pesos pesados que compiten por ser candidato a canciller e incluso podría haber un cuarto: Klaus Woworeit.