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Raimundo Fitero

Nidos

Desde siempre me han encantado los nidos de arte, esos espacios donde los aficionados acudían para cantar, contra chistes, hacer alardes de sus capacidades para el espectáculo. La televisión de entretenimiento tiene en los «talent shows»', un sentido de su existencia, una capacidad desbordante para rebuscar y descubrir. En varios niveles, con diversidad en su rigor, pero cada vez que se produce un programa de esta índole, sea en la cadena que sea, uno puede pasar unas semanas confirmando la existencia de seres humanos con una vocación artística por encima de cualquier circunstancia o coyuntura, que se esfuerzan, se preparan para estar dispuestos para la exhibición de sus artes, sea en la rama que sea.

Ha vuelto, «Tú si que vales» a Tele 5, conducido por Christian Gálvez, y con jurado «profesional» compuesto por Risto Mejide, José Luis Moreno y la cantante Merche, es decir, solamente esta mesa, es un espectáculo, la discusión asegurada, el humor ácido, los encontronazos guionizados, pero expresados con organicidad suficiente. Existe otro jurado, el denominado «popular» que comanda Kiko Rivera, y que sirve para el contrapeso, para el voto más directo de los asistentes a las galas. Una fórmula muy bien encajada, que funciona y crea aparentes contrapoderes.

Está claro que el casting de los fijos está perfecto, da juego, funciona. Pero este tipo de programa necesita de artistas, y ahí es donde encontramos joyas, un mundo de frikis, de artistas de las variedades o del circo, gente preparada en escuelas o autodidactas que se han ido construyendo un mundo extravagante, en los límites de lo correcto, pero con tirón popular. Esta selección de material fundamental está hecha para desarrollar unas galas divertidas, extensas en el tiempo, con muchos tipos de espectáculos y que propician las maldades críticas del Risto más punzante y de las actitudes paternalistas y de oso de peluche del Moreno más encantador y conciliador. En medio Merche, luce sonrisa y postura moderada y un Kiko Rivera volcado en reivindicar su voz de ciudadano medio. O sea, funciona en su género, entretiene y aparecen actuaciones fantásticas. Un nido con muchos huevos.

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