Los familiares de Ibon Iparragirre, que continúa ingresado en el Hospital de Basurto, no pudieron visitarle ayer, según informó Etxerat, que destacó que tocaron diversas puertas para poder lograr un permiso que finalmente no obtuvieron.

Los allegados del preso de Ondarroa acudieron inicialmente al centro hospitalario, pero no les permitieron visitarle con el argumento de que tenía que autorizarlo el juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional española. Los familiares replicaron que cuando estaba en prisión tenían concedido un régimen de visitas, pero fue en vano porque no les permitieron acceder a la habitación en la que se encuentra.

Ante esta situación, la esposa y el médico de Iparragirre se dirigieron a la cárcel de Basauri en busca de un permiso, pero el jefe de servicio les respondió que en su situación no tramitan este documento porque, una vez que un recluso abandona la prisión para ser ingresado en el hospital, su custodia corresponde a la Ertzaintza.

De vuelta a Basurto, volvieron a encontrarse con la negativa de los ertzainas que custodiaban la habitación de Iparragirre, que también adujeron que a ellos no les corresponde tramitar documentos de visita y añadieron que si tenían alguna queja acudieran a sus superiores.

El abogado Alfontso Zenon intentó contactar con el Juzgado de Guardia de la Audiencia Nacional para que estableciera un régimen de visitas en el hospital, pero la respuesta fue que no se podía hacer nada debido a la fiesta del Pilar que se celebraba en la jornada de ayer.

Finalmente, sólo el letrado pudo estar con Iparragirre en su habitación durante apenas 20 minutos. Según explicó el blog Turrune, de la izquierda abertzale de Ondarroa, el prisionero le indicó que en el hospital se encontraba en peores condiciones que en la cárcel.

Junto a ello, Turrune destacó que la visita del abogado se desarrolló bajo la vigilancia de dos agentes de la Policía autonómica, lo que supone una irregularidad, y que los ertzainas impidieron el contacto físico entre el Zenon y su representado. Ante esta situación, el letrado interpuso una denuncia en el Juzgado de Guardia.

Desconocía el diagnóstico

Alfontso Zenon explicó que Iparragirre desconocía el diagnóstico de su enfermedad y que tuvo que ser él mismo quien le informó de que estaba ingresado por una infección pulmonar y que estaba siendo tratado con antibióticos.

El preso ondarroarra se encuentra solo en una habitación custodiada por ertzainas. Al no tener baño en esta estancia, cada vez que tiene que hacer sus necesidades lo hace acompañado por dos agentes. Tampoco tiene televisión ni le permiten hacer llamadas telefónicas. Pese a esas trabas y limitaciones, sus familiares sí pudieron entregarle un pijama y algo de ropa.

Unos obstáculos con los que también se ha encontrado estos días la alcaldesa de Ondarroa, que tras tener conocimiento del empeoramiento de la salud de Iparragirre trató de contactar con el director de la cárcel de Basauri para exponerle la situación. Pero todas sus gestiones resultaron infructuosas.

Iparragirre tiene el virus VIH y, por tanto, cualquier infección podría resultar fatal para su estado. Ingresó el martes en Basurto después de que el médico de la prisión constatase que tenía fiebre y que se quejaba de un dolor en el costado.

En las últimas semanas se han multiplicado las iniciativas que denuncian la situación que padece este prisionero político y exigen su inmediata puesta en libertad. Hoy mismo, al mediodía, se ha convocado una comparecencia multitudinaria frente al teatro Arriaga, en Bilbo.

También hay organizadas diversas protestas para el fin de semana. El sábado está prevista una concentración ante el Hospital de Basurto, a las 12.30, bajo el lema «Ibon etxea ontxe!!!» (Ibon a casa inmediatamante), y el domingo tendrá lugar una manifestación en Ondarroa (en la Alameda, a las 12.30).