CRISIS DE LA DEUDA EN EUROPA
«En la actual situación económica, cualquier escenario es posible»
Joseba SALBADOR | BILBO
El rescate con fondos públicos del banco francobelga Dexia a causa de las pérdidas provocadas por su exposición a la deuda soberana ha acelerado el proceso de recapitalización de la banca europea.
¿Cuál es el análisis que hace sobre la actual situación financiera europea?
En Europa y en los países desarrollados estamos viviendo una gran crisis que nos ha hecho realizar un esfuerzo muy importante. Parecía que en el año 2010 la habíamos superado, que al final los estímulos fiscales y monetarios habían tenido su efecto, pero de repente, ha llegado un episodio adicional a causa del endeudamiento que ha provocado ese esfuerzo. Los mercados han comenzado a poner en duda la capacidad de los países para seguir endeudándose, y eso es lo que ha hecho subir la prima de riesgo, que no es más que el reflejo de la falta de confianza a la hora de conceder un préstamo.
Todo esto se ha visto magnificado por el caso de Grecia, donde se ha visto que su deuda seguirá creciendo hasta el infinito. Y todo esto, además, se junta con dos cosas muy importantes. La primera, que este problema está afectando a la economía real, es decir, que está provocando una desaceleración económica. Y la segunda, que a la hora de tomar decisiones somos extraordinariamente lentos, como lo demuestran las últimas comparecencias de las principales autoridades europeas.
En este momento, por tanto, ¿la solución pasa por una reestructuración de la deuda griega?
Claramente. En el bloque de los países insolventes, la solución pasa por hacer una reestructuración de la deuda con todo lo que ello implica, ya que habrá que decidir quién paga y cómo se asumen esas pérdidas. Está claro que una parte la va a asumir el sistema financiero, pero éste tampoco puede soportar cualquier tipo de pérdida, y necesita también saber quién va a ser su prestamista en última instancia. Lo que es claro es que una reestructuración conlleva un retraso en los pagos y una reducción de los tipos de interés. Grecia, para acceder a los mercados de financiación, está pagando en estos momentos más de un 20% de interés, lo que es una auténtica barbaridad. Después, habrá que buscar algún mecanismo también para los países que tienen más un problema de liquidez que de solvencia, como España e Italia. Habrá que ver si se podrán utilizar los fondos europeos aprobados el 21 de julio, ya que se abría la posibilidad de que se convirtieran en una especie de prestamista en última instancia de los países que no han sido rescatados, pero todavía no se ha decidido nada.
¿Qué es, por tanto, lo que hay detrás de la decisión de recapitalizar los bancos? ¿Un intento de poner un dique de contención ante una posible quiebra de Grecia?
Exacto. Al final, aquí se está diciendo que va a haber unas pérdidas y que el sistema financiero va a tener que asumirlas. Por tanto, tendrá que recapitalizarse, ya que esas pérdidas lógicamente supondrán una disminución de los fondos propios. Y lo que se está discutiendo es de qué magnitud es esa recapitalización. La directora del FMI, Christine Lagarde, hablaba de 200.000 millones, pero esas estimaciones van cambiando todos los días.
¿Cómo se explica que se inyecten esas cantidades de dinero a unas entidades que son señaladas como causantes de la crisis, mientras a otro tipo de empresas se les deja hundirse cuando entran en números rojos?
Efectivamente, es complicado, sobre todo porque estamos en un momento en que al ciudadano de a pie se le ha pedido un esfuerzo muy importante mediante un ajuste fiscal, mientras por otro lado se está tratando de rescatar a un sector determinado. Pero aquí entra en juego la teoría del mal mayor. Es decir, el sector financiero es un sector muy importante y su funcionamiento está claramente ligado al buen comportamiento de la economía. No es como a principios de siglo, cuando se produjo el pinchazo del sector de las empresas tecnológicas y de internet. Hubo muchas pérdidas, pero aquello pasó como un costipado. Lo de ahora es una cosa muy seria. Si el sector financiero se paraliza, si no fluye el crédito, eso acaba incidiendo de nuevo sobre la economía. Lo que hay que hacer es resolver el problema y luego, evidentemente, exigir responsabilidades.
Sobre todo cuando no cesan de llegar noticias sobre las retribuciones millonarias a directivos de bancos rescatados.
Eso es claro. Lo primero que hay que hacer es resolver el problema, por la importancia que tiene el sector para el conjunto de la economía, pero luego lo que habrá que hacer es pasar cuentas.
¿Cuál es el mecanismo que hace que el colapso del sistema financiero termine afectando a la economía productiva?
El mecanismo al fin y al cabo es el del canal del crédito, pues la desconfianza genera automáticamente un freno al flujo del dinero. Y si el crédito no fluye, lógicamente, eso tiene un efecto paralizante en toda la actividad económica, tanto en las empresas como en las familias.
En lo que se refiere a las entidades financieras del Estado español, ¿cuál es el principal problema al que se enfrentan? ¿Cabría hablar más del pinchazo de la burbuja inmobiliaria que de su exposición a Grecia?
Yo creo que el problema fundamental de las entidades españolas ha sido claramente su exposición al sector inmobiliario, aunque no debemos olvidar que en el Estado español existe también un riesgo por su exposición a Portugal. Pero, efectivamente, el problema fundamental es el de la gran burbuja inmobiliaria que hemos vendido, tanto desde el lado de los promotores como del de los particulares que han tomado posiciones en préstamos hipotecarios. Sí que es cierto que se ha hecho un esfuerzo muy importante por parte del Banco de España para reordenar el sector, pero el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha generado un endeudamiento privado enorme que está siendo un auténtico lastre, que hay que digerirlo, sobre todo en un entorno de poco crecimiento, pues la economía no va a crecer y vamos a tardar tiempo en recuperar dinamismo. Ese pinchazo ha afectado clarísimamente a todo el sistema financiero.
Esa menor exposición a Grecia, ¿puede ser un punto a favor en caso de «default»?
Exacto. En la medida en que nos afecte menos, desde luego mejor, pues se supone que si hay que recapitalizar algún banco será en menor medida que los bancos alemanes, por ejemplo, que tienen una exposición a Grecia claramente superior.
Se dice que los bancos fueron prudentes al dar créditos a los particulares, pero más irresponsables al concederlos a los promotores inmobiliarios. De hecho, la morosidad es seis veces mayor en este sector, y sigue creciendo.
La situación de los particulares, efectivamente, se está digiriendo poco a poco. La gente sigue haciendo un esfuerzo para pagar el piso, lo que, por otro lado, va a hacer que el consumo no vaya a tirar de la economía. Y en cuanto al crédito promotor, lo que está claro es que una parte muy importante de todo eso será pérdida, simplemente. Todo eso se ha intentado corregir por parte del Banco de España, pero lo que ocurre es que ésta es una crisis que cada cierto tiempo nos destapa un problema adicional, o que revela que algunas estimaciones no eran correctas...
El ciudadano de a pie, ¿tiene motivos para estar preocupado? ¿Los problemas financieros de las instituciones terminarán trasladándose a las finanzas domésticas?
Es evidente que nadie puede estar tranquilo en la situación en la que vivimos. Cualquier escenario es posible, sobre todo teniendo en cuenta que las cifras van cambiando y normalmente las que se van incrementando son las negativas. Mientras tanto, está claro que hay que actuar con prudencia. Y yo creo que los ciudadanos ya lo están haciendo. Ya no vamos al banco a pedir un crédito para irnos de vacaciones, y a la hora de pedir un crédito para comprar un piso tampoco lo pedimos por una cantidad muy grande, porque sabemos que para pagarlo tenemos que tener una situación laboral estable y el mercado laboral es el que es. Yo creo que el ciudadano se está acercando con cautela a los bancos, ya se ha perdido esa alegría que han tenido los bancos a la hora de conceder préstamos y que hemos tenido los ciudadanos a la hora de pedirlos. En cuanto a la operativa normal, yo estaría tranquilo, no creo que esté comprometida por la situación que vivimos y, si lo estuviera, estaríamos ya saltando al precipicio, pero no lo creo.
¿Cuál es el mensaje que se puede trasladar?
Yo creo que lo que hay que hacer es confiar en que, de una vez por todas, los políticos se pongan manos a la obra, cojan al toro por los cuernos y traten de afrontar esta situación, porque todavía hay margen para llegar a una solución. Efectivamente podríamos llegar a un escenario en el que se rompiera el euro. Sería terrible que una crisis se llevara al traste el proyecto europeo en el que tantos esfuerzos e ilusiones se han depositado. Pero creo que existe toda una batería de mecanismos que permitirán salir de esta situación, eso sí, con sufrimiento.
En cuanto a las entidades vascas, ¿cuáles son sus mayores riesgos?
Desconozco si hay exposición a Grecia. Pero entiendo que la situación de las entidades financieras vascas es totalmente distinta a la del conjunto del Estado. Estamos en una zona en la que hemos participado de esos problemas, de esa 'fiesta', diríamos, pero de una forma claramente inferior. Ni ha habido tanto peso del sector inmobiliario en nuestra comunidad, ni han existido esas barbaridades desde el punto de vista de gestión que hemos visto en algunas cajas. Pero lo que ocurre es que todos nuestros vecinos están `pachuchos' y eso, lógicamente, lo notamos nosotros también. Si hay una diferencia entre nosotros y el conjunto del Estado es que en la economía vasca, incluso la demanda interna está en positivo. Aporta crecimiento, aunque sea poco. Mientras, en el Estado, lo que está generando crecimiento es la demanda externa. Por tanto, ya hay alguna diferencia. Pero no debemos perder de vista que el gran motor del crecimiento es la exportación y que la crisis está provocando una desaceleración a nivel europeo, que nos termina afectando. De hecho, las expectativas de crecimiento del PIB han caído notablemente.
En esta situación, ¿presentan un mayor riesgo las políticas de alianzas de las entidades financieras vascas? ¿No es mejor permanecer 'aislados' hasta que se aclare un poco el panorama?
En nuestro caso particular, el de Caja Laboral, siempre decimos que creemos en nuestro modelo de negocio y que en este momento no contemplamos ninguna alianza. En principio, nuestra posición es muy buena si nos comparamos con el resto del sector, y estamos contentos con el tamaño que tenemos. Y en cuanto al resto de entidades, lo que está claro es que evidentemente puede existir un riesgo, pero también una oportunidad y, en algunos casos, puede que hasta una necesidad. Las derivadas que se abren aquí son complejas. Antes del verano, aunque cualquiera podía intuir que la deuda griega estaba en manos de alguien, no se empezó a coger el tema en serio hasta que el FMI lo puso sobre la mesa. Lo que está claro es que a los alemanes les afectará mucho más que a nosotros, porque al final son ellos los que tienen una parte muy importante de la deuda griega, y hasta el momento han actuado como si la fiesta no fuese con ellos. Esto les obligará a moverse. J.SALBADOR
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, afirmó que las pruebas de estrés de la banca europea, para que puedan ser creíbles, deben tener en cuenta el riesgo que entraña la crisis de las deudas soberanas. Aunque no citó el caso del banco franco-belga Dexia, afirmó que es fundamental para tener credibilidad.
El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, advirtió del peligro de ampliar constantemente el fondo de rescate para los países con dificultades de financiación y no descartó una quita de la deuda de Grecia, si bien hizo hincapié en que con ello no se solucionarán las causas de los problemas del país.