EEUU aprovecha el supuesto complot iraní para exigir más sanciones
Estados Unidos quiere aprovechar un supuesto plan iraní para matar al embajador de Arabia Saudí en Washington para endurecer las sanciones contra Irán con el apoyo de la comunidad internacional, a quien instó a estudiar los mecanismos que permitan «aislar aún más» al país persa. Desde Irán, el presidente del Parlamento, Alí Larijani, acusó a la Casa Blanca de intentar crear «una crisis artificial» para desviar la atención sobre los problemas en Oriente Medio.
GARA | TEHERÁN
El presidente del Parlamento iraní, Alí Larijani, y el ministro de Asuntos Exteriores, Ali Akbar Salehi, acusaron a Estados Unidos de intentar crear «una crisis artificial» con el anuncio de un supuesto complot iraní para matar mediante el uso de explosivos al embajador de Arabia Saudí en Washington en un restaurante frecuentado por diplomáticos.
Para Larijani, las afirmaciones del secretario de Justicia, Eric Holder, que el martes presentó las conclusiones de una investigación llevada a cabo por el FBI, la CIA y la Dirección Estadounidense Antidrogas (DEA), forman parte del «último juego de niños contra Irán» y demuestran «una mala voluntad estúpida. Los estadounidenses tratan de crear una nueva crisis artificial para desviar la atención de sus problemas». Subrayó que «no hay razón alguna para que Irán cometa tales actos absurdos como ellos afirman».
Al igual que Larijani, Salehi aseguró que «nuestros amigos en la zona del Golfo Pérsico están familiarizados con este tipo de conspiraciones diabólicas».
Sobre las relaciones con Arabia Saudí, afirmó que atraviesan por un buen momento y que las únicas diferencias entre ambos países son por cuestiones internacionales. En declaraciones a la agencia oficial IRNA, vaticinó que la agencia oficial IRNA, que Washington «se verá obligado» a pedir disculpas a Teherán.
En opinión del ministro de Cultura y Orientación Islámica, Mohamad Hoseini, Washington «siempre trata de dañar las relaciones amistosas de Irán creando discordia» con países como Arabia Saudí.
La Casa Blanca, por su parte, se ha agarrado a esta nueva crisis para pedir un endurecimiento de las sanciones ya vigentes contra Irán. Poco después de la comparecencia de Holder, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, anunció que hablará con los países aliados sobre cómo «aislar aún más» al país persa y reclamó a la comunidad internacional el envío de «un fuerte mensaje». Insistió en que tanto ella como el presidente, Barack Obama -que tildó este plan de «gran violación del derecho internacional»-, quieren «que los países colaboren contra lo que es obviamente una obvia y real amenaza».
Desde Bruselas, la portavoz de Política Exterior de la Comisión Europea, Maja Kocijancic, advirtió a Irán que de ser ciertas las acusaciones de EEUU supondrán «un quebrantamiento mayor del derecho internacional con grandes consecuencias».
El Gobierno británico dio un paso más y afirmó que ya se ha puesto en contacto con Washington y otros países para estudiar nuevas sanciones internacionales. «Respaldaremos cualquier medida que haga responsable a Irán de sus acciones», destacó el portavoz del primer ministro David Cameron, Steve Field.
«No buscamos el enfrentamiento, pero si EEUU nos lo impone, las consecuencias serán más duras para ellos que para Irán», advirtió el ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi.
El informe presentado por el secretario de Justicia, Eric Holder, acusa al iraní con nacionalidad estadounidense Mansur Arbabsiar, detenido en el aeropuerto de Nueva York, y a Gholam Shakuri, en paradero desconocido, de ser parte de las Brigadas Revolucionarias y de querer matar embajador saudí Adel Al-Jubeir. Según Holder, Arbabsiar se trasladó de Texas a México donde al parecer contactó con un miembro de un cartel mexicano que resultó ser un agente encubierto de la DEA. Así, habría acordado con el supuesto grupo el pago de 1.500.000 por la muerte del diplomático saudí. Arbabsiar fue detenido el 29 de setiembre en el aeropuerto de John F. Kennedy tras no serle permitida la entrada en México.
Pero analistas mexicanos desconfían de la teórica implicación de los cárteles mexicanos -se especula con que fueran los Zetas o el cartel de Sinaloa-. «No estoy muy seguro que estén interesados en desestabilizar al Gobierno de EEUU. ¿A qué les llevaría? A brincar de ser delincuentes a un grupo terrorista y eso tiene otras implicaciones de mayor envergadura», declaró a BBC Mundo Martín Barrón, especialista en seguridad y narcotráfico. Asimismo, advierten de que este tema puede ser utilizado como arma electoral por los candidatos a la Casa Blanca y para «resolver asuntos domésticos de política interna». GARA
