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Anaitasuna se vacía para dar espectáculo

En el minuto 25 pudo empatar a 17, y a partir de ahí se produjo el despegue.

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ANAITASUNA 29

AT. DE MADRID 40

Juan Carlos ELORZA

¿Es posible que Anaitasuna pueda sorprender al Atlético de Madrid? Una vez entre un millón. Entonces es mejor salir a disfrutar del partido mientras te duren las fuerzas, y eso es lo que hizo el equipo de Etxaburu, lo que sirvió para ver una primera mitad con muchos goles (casi todo lo que se tiraba a portería entraba), y un marcador ajustado que quizá permitía soñar a los seguidores más optimistas.

Anaitasuna optó por jugar ataques rápidos, acciones de uno contra uno y dos contra dos, evitando que la defensa rival pudiera formarse y asentarse, y tuvo el premio de que acertaba en casi todos sus remates. El primer tiempo se convirtió en un toma y daca, en el que las pocas pérdidas de balón que hubo, y las pocas paradas de los porteros, propiciaban que ambos equipos hicieran «la goma» en el marcador, casi siempre el Atlético por delante, pero con Anaitasuna sin perder su estela.

De hecho, en el minuto 25 el marcador señalaba un 16-17, y Reig se quedaba solo en buena posición en los seis metros tras una asistencia. El poste rechazó el que podía haber sido el empate, y marcó el principio del fin.

El Atlético de Madrid estiró un poco el resultado antes del descanso (17-20), y lo remachó con un parcial de 0-5 en los cuatro primeros minutos de la reanudación. Un par de paradas del recién incorporado Hombrados, y dos pérdidas de balón (que Anaitasuna había cuidado muy bien en la primera parte) dieron pie a que el Atlético lanzara su contrataque, y se acabó...

Anaitasuna jugó con desparpajo mientras le duraron las fuerzas, y hubo jugadores que mostraron muy buenos detalles -Montávez, Reig, Ragot...-, pero tiene que resultar deprimente que cuando tus piernas flaquean y los pulmones se niegan a gestionar el oxígeno como al principio, el rival cambie todo el equipo y ponga a seis jugadores de campo nuevos en juego.

Eso es lo que hizo Talant Duishebaev mediados los dos períodos y, si repasas uno a uno a todos sus jugadores, sólo te cabe olvidarte del resultado y seguir disfrutando y aprovechando para hacer cosas que puedas rentabilizar en otros partidos.

Pasados los 10-15 primeros minutos de la segunda parte, con el partido roto, el castigo se antojaba excesivo para un Anaitasuna que seguía luchando, pero que ya no encontraba la portería como en el primer tiempo.

El interés se trasladaba a los detalles, como que los locales marcaran la mitad de sus goles de la segunda mitad desde la zona de pivote -en el primer tiempo la primera línea había hecho 12 goles de lanzamientos en suspensión o penetraciones-, o poder asistir a las evoluciones de un lateral de 23 años y 212 centímetros de altura como el danés Markussen, que metió seis goles en suspensión y fue el máximo anotador del partido.

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