A fuerza de tragos amargos, la Copa va a acabar convirtiéndose en el torneo de la desilusión para el Eibar. Bien porque el sueño vuela a las primeras de cambio, lo más habitual en los últimos años, bien porque, como anoche, se desvanece cuando ya se empezaba a acariciar con la punta de los dedos.

Por evidentes motivos deportivos, económicos y sociales, equipo, directiva y afición habían marcado en rojo el choque frente a la Ponferradina. Las reminiscencias de aquella eliminatoria frente al Real Madrid empiezan a apagarse tras demasiadas temporadas encallados en la primera eliminatoria. Superados Burgos y Lanzarote, parecían abrirse las puertas para escribir nuevos recuerdos. Pero habrá que seguir viviendo con los mismos porque mañana no habrá bola con el nombre del Eibar en el bombo.

Será la Ponferradina la que disfrute de una eliminatoria frente a uno de los gallos de Primera, tras un encuentro en el que a los azulgranas les costó sobreponerse al gol de una Ponferradina que, en cuanto se vio con ventaja en el marcador echó el candado. Irrompible, pese a que en la segunda parte el Eibar acumuló suficientes ocasiones para, cuando menos, forzar la prórroga.

Dominio para unos, gol para otros

En un primer tiempo insulso, en el que los armeros -con Aketxe sancionado y Arruabarrena lesionado- parecieron echar de menos una referencia clara en punta de ataque, posesión y puntería marcharon por caminos opuestos. Controló, e incluso asustó, de inicio el Eibar, que rozó el gol por medio de Mainz y Arroyo. Pero el gol tuvo color visitante, con una acción de Domenech -que acababa de entrar en el campo en sustitución del lesionado Dani Carril- por la izquierda, que culminó Yuri con un disparo cruzado.

El beneficio fue doble para los del Bierzo, porque junto a la ventaja se encontraron con un rival al que le faltó chispa para reaccionar. Hubo que esperar hasta la segunda parte para que el juego, bastante deslabazado, de los armeros, tuviera al menos la suficiente intensidad como para que las gradas de Ipurua, que presentaban un gran aspecto, se ilusionara con la remontada. Altuna con un gran pase de Espín, Añibarro en un saque de esquina, Mainz tras una buena acción de Altuna, Arroyo en una falta directa... Las ocasiones fueron llegando.

Pero el gol no lo hizo y al Eibar tuvo que refugiarse en el tópico: centrarse en la Liga y confiar en que la próxima temporada sus tristes estadísticas coperas dejen de engordar.