Azerbaiyán amenazó ayer con una nueva guerra a la vecina Armenia si no se producen avances en la disputa territorial sobre Nagorno Karabaj, enclave armenio en territorio azerí, que ya desencadenó un conflicto armado entre ambos países caucásicos en 1991 y causó miles de muertos.

«Azerbaiyán procura aprovechar al máximo la vía de las negociaciones para evitar acciones militares. Pero si no cambia el actual statu quo, Azerbaiyán, sin duda, utilizará su derecho (de proteger su soberanía por vía militar) y no hará concesiones», dijo Ali Gasanov, jefe de la Administración del presidente azerí, Ilham Aliev.

La comunidad internacional hace todo lo posible para que no se desate una nueva guerra entre ambos países, admitió el funcionario en una rueda de prensa. «Con todo, el presidente de Azerbaiyán reiteró que la paciencia de su país tiene un límite. Azerbaiyán no puede tolerar que el statu quo (actual) se mantenga eternamente», aseguró Gasanov.

«Azerbaiyán no es un Estado militarista, sólo aboga por recuperar y defender su integridad y soberanía», recalcó.

El Gobierno de Bakú pidió la semana pasada a Estados Unidos y al Estado francés, miembros del Grupo de Minsk de mediadores de la OSCE (GM), que refuercen su participación en la solución del conflicto de Nagorno Karabaj.

También admitió que de momento sólo Rusia (tercer miembro del GM) participa de manera activa en el proceso pacificador entre ambos países caucásicos.

El conflicto se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, cuando Nagorno Karabaj pidió su incorporación a Armenia, tras lo cual estalló una cruenta guerra entre armenios y azerbaiyanos que se prolongó entre los años 1991 y 1994 y en la que murieron más de 25.000 personas.

Las autoridades de Armenia y de Azerbaiyán se han reunido en varias ocasiones en los últimos años, bajo la mediación de Rusia, para tratar de resolver este conflicto.

Sin embargo, las diferencias entre ambas partes siguen siendo muy grandes, ya que Azerbaiyán exige la retirada incondicional de las tropas armenias del enclave y su sustitución por fuerzas de pacificación, para conceder una amplia autonomía a Nagorno Karabaj.

Por su parte, Armenia, que busca el reconocimiento internacional del enclave, defiende el derecho a la autodeterminación del territorio y vincula su estatus definitivo a la celebración de un referéndum interno, que no incluiría a los desplazados azerbaiyanos.

Bakú siempre ha dicho que no reconocerá la independencia de Nagorno Karabaj.