Silvio Berlusconi se presentó ayer como la única solución para sacar a Italia de la crisis, afirmando que «no hay alternativa» a su Gobierno para enfrentar con éxito la grave crisis económica y financiera que acosa al país, durante el discurso en el que solicitó al Parlamento renovar la confianza al Ejecutivo, cuestión que se votará hoy.

«Desde el punto de vista político no hay alternativa a este Gobierno», afirmó en un discurso de quince minutos sin compromisos precisos, durante el que los diputados de la oposición decidieron abandonar el Hemiciclo en señal de protesta.

«Es el único Gobierno democráticamente habilitado para defender el interés nacional» aseguró en su intervención, durante la cual rechazó la convocatoria de elecciones anticipadas. «No van a resolver nuestros problemas», subrayó.

Las palabras del jefe de Gobierno italiano pretenden reforzar su mayoría, inmersa en disensiones cada vez más fuertes sobre numerosos temas, como el plan de austeridad o la elección del futuro del presidente del Banco de Italia.

El multimillonario político, en el poder desde 2008, solicitó de nuevo la confianza del Parlamento tras haber perdido la mayoría el martes durante una importante votación sobre las cuentas del Estado en 2010.

Cuando el martes los grupos que apoyan la coalición quedaron en minoría en una votación parlamentaria, la oposición lo interpretó como una crisis importante. Berlusconi, por el contrario, afirmó ayer que sólo se trató de «un incidente técnico, ciertamente grave», pero sin consecuencias políticas.

El primer ministro rechazó toda propuesta de elecciones anticipadas y también un eventual reemplazo por una personalidad «técnica» que cuente con el apoyo de todos los sectores políticos para enfrentar la crisis económica, como proponen varios ex democratacristianos.

Medidas impopulares

Para rechazar las múltiples demandas de dimisión, el jefe de Gobierno invocó la crisis que golpea Italia, enfrentada a los ataques de los mercados financieros por una deuda que alcanza casi los 1,9 billones de euros (alrededor del 120% del PIB)

«¿Quién puede creer que un Gobierno técnico pudiera tener más fuerza que el nuestro para adoptar medidas impopulares?», preguntó, respondiendo a los rumores sobre la posible formación de un Ejecutivo transitorio encargado de llevar a cabo una reforma electoral y llevar al país a elecciones anticipadas. «Nosotros asumimos la responsabilidad de nuestras decisiones ante los electores, al contrario que una personalidad técnica», agregó.

«Los tiempos impuestos por los mercados son incompatibles con una campaña electoral en este momento», afirmó. «Italia tiene una deuda enorme, pero se ha mantenido soportable gracias a la acción de gobierno», reivindicó Berlusconi, decidido a «utilizar de la mejor manera posible lo que queda de legislatura para proceder a las reformas», manteniendo su intención de convocar las elecciones legislativas en 2013, al agotar la legislatura. «Un salto al vacío sería nocivo para el país. La mayoría gubernamental está unida. Lo lograremos», clamó.

Debilitado por tres procesos judiciales y varios escándalos sexuales y con una popularidad que cae en picado, aseguró que su Gobierno acometerá las reformas institucionales y de la Justicia que ha previsto. También prometió aprobar rápidamente un decreto sobre el impulso de la economía que recla- ma la patronal italiana, pero no entró en detalles.