El ex secretario general de la ONU Kofi Annan había llegado el domingo a Euskal Herria procedente de Estambul, donde se había reunido con el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan y con Tony Blair, enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio. Con él viajaron sus asistentes más próximos. Inmediatamente después de finalizar la Conferencia de Donostia, pusieron rumbo a Nigeria, otra zona en conflicto. Tres conflictos en tres continentes distintos en poco más de 24 horas, lo que demuestra que en ningún caso es un «ex», como le ha intentado presentar en algunos medios.

En 2007, tras dejar la Secretaría General de la ONU, creó en Suiza la fundación Kofi Annan, cuyo objetivo principal es promover una mejor gobernabilidad a nivel mundial y reforzar la capacidad de los países y de la ciudadanía para lograr una mayor seguridad. Para ello, trabaja activamente con organizaciones como el Panel para el Progreso de Africa (APP, por sus siglas en inglés) que lidera el propio Annan; la Alianza para una Revolución Verde en Africa (AGRA), que actúa en favor de los pequeños agricultores; la Fundación Elders, que agrupa a prominentes líderes mundiales como Nelson Mandela en procesos de resolución de conflictos y construcción de la paz; el Comité de Premiación de la Fundación Mo Ibrahim, creado en 2006 para fomentar la gobernanza en Africa y ayudar en esa tarea a los líderes africanos; el Centro para un Diálogo Humanitario (HD Centre), operativo desde 1999 y uno de los organismos mundiales más influyentes en la mediación de conflictos; y el Centro Internacional para una Justicia Transnacional, que trabaja en países con un fuerte pasado represivo y en escenarios donde se han producido masacres o graves violaciones de derechos humanos.

Tanto en su larga etapa en la ONU, donde trabajó durante más de cuatro décadas, como desde su fundación, se ha destacado por su contacto directo con conflictos armados como los de Irak, Ruanda, Etiopía o los Balcanes. Y ahora también con el vasco.

El ex jefe de Gabinete de Tony Blair, Jonathan Powell, fue el último en llegar a la Casa de la Paz. Remarcó a los partidos y sindicatos que viene con el total respaldo del ex primer ministro británico, que excusó su presencia por problemas de agenda, dado que es el enviado del Cuarteto para Oriente Medio.

Powell, principal negociador británico en el proceso irlandés, ha aterrizado con fuerza en el panorama vasco. Fue el protagonista de la primera presentación de la Conferencia de ayer, donde aportó episodios muy interesantes de su propia biografía, aunque algunos llegaran tergiversados a los medios, como el dato erróneo de que su padre murió a manos del IRA.

Sí es cierta la anécdota de que cuando empezó a hablar con los dirigentes de Sinn Féin se negaba a estrechar su mano, y que ahora lo lamenta. Ayer no sólo saludó a Gerry Adams, sino que hicieron el viaje juntos.

Gerry Adams, líder de Sinn Féin, no necesita ninguna presentación en Euskal Herria. Ayer llegó acompañado por su hombre de confianza Richard McAuley y por Lucilita Breathnach, destacada militante que participó en el equipo negociador del Sinn Féin en las conversaciones de Stormont en 1998.

En declaraciones a la cadena estadounidense CNN con motivo de esta participación en la Conferencia Internacional, Adams se mostró «muy, muy optimista», si bien admitió que «como hemos visto también en nuestro propio proceso, ha habido muchos falsos amaneceres». En cuanto a su implicación, recordó que «Sinn Féin lleva más de diez años intentando ayudar en el proceso de paz del País Vasco y durante ese tiempo ha habido muchos altibajos, decepciones y contratiempos». Por ello, expresó su deseo de que esta Conferencia marque «un paso importante en el proceso hacia el cambio».

Su aparición fue la más atractiva para los medios. Incluso uno de los miembros del GIC sacó su teléfono móvil para retratarle.

Hay un dato que se ha echado en falta en los perfiles de Joxe aparecidos estos días. En su condición de ministro de Interior, Pierre Joxe fue el negociador del segundo estatuto para Córcega, en 1982, un texto en el que por primera vez se consagra «la existencia de un pueblo corso como parte integrante del pueblo francés». Ello le valió numerosas críticas. Hasta el Consejo Constitucional llegó a descalificar este artículo. Pese a no colmar las expectativas de los independentistas corsos, esa ley consagró la creación de una Asamblea, institución que hoy es considerada por la práctica totalidad del espectro político insular como un pilar fundamental para la articulación de un estatuto más avanzado para el territorio bajo soberanía francesa. Recientemente, esa Asamblea, para la que los soberanistas reclaman más competencias, se ha pronunciado por la oficialización de la lengua corsa.

En lo que se refiere a Euskal Herria, bajo su mandato se aceleraron las expulsiones de refugiados, pero también los contactos con Iparretarrak, a pesar de que la organización armada colocó un artefacto en la vía férrea de Biarritz durante una visita suya.

Durante el diálogo patrocinado por el inquilino de Place Beauvau se abordaron, entre otras materias, la situación de los presos, aunque a la postre no se «produjeron grandes avances. También ha jugado un papel destacado en otras cuestiones como el reconocimiento de Seaska y ha estado ligado al proceso Pays Basque 2010. Y su entrada en el Consejo Constitucional le sitúa en una atalaya privilegiada para la cuestión territorial.

La de ayer no fue su primera visita a Donostia, adonde llegó esta vez junto a su esposa. En unas recientes declaraciones al diario «Irish Times», afirmó que, tanto el año pasado como a lo largo de éste, ha participado en varias reuniones en Euskal Herria «con permiso del Gobierno español». A nivel público sólo ha trascendido la invitación que le realizó en abril la Diputación de Gipuzkoa. En aquella ocasión aseguró que «el mayor logro y el mayor privilegio» de su vida ha sido haber contribuido al proceso en el norte de Irlanda. Por ello, animó a la clase política a ser «valiente» porque «siempre hay riesgos cuando se cuestiona el statu quo». E incidió en «los beneficios incalculables» que conlleva un escenario de paz.

En su agenda más inmediata figura Jordania, donde abordará el proceso de paz en Oriente Medio. Y tiene voluntad decidida de seguir interviniendo en Euskal Herria, después de poner voz a la declaración de ayer.

Gro Harlem Bruntland llegó directamente de Noruega. En su currículum figura haber sido la primera mujer en alcanzar el cargo de primer ministro, función que ha desempeñado en tres ocasiones. En su discurso de ayer remarcó que Noruega es el país de Europa que más tiempo lleva sin conflictos.

Conocida como «la madre de la nación», era objetivo del ultraderechista Anders Breivik, el autor de la matanza de Oslo y Utoya, según su propia confesión. Brundtland había abandonado la isla poco antes de que llegara Breivik.