El Ejército de Kenia penetró ayer en el sur de Somalia para luchar contra los insurgentes islamistas de Al Shabab acusados por Nairobi de estar detrás del secuestro de ciudadanos extranjeros en su territorio. Pero los islamistas desmintieron estar detrás del secuestro de dos cooperantes españolas de Médicos Sin Fronteras en el campo de refugiados de Dadaab, y amenazaron a Kenia con pasar la frontera para hacele sentir «a domicilio» las consecuencias de «su agresión a suelo somalí» atacando «el corazón de los intereses kenianos». El ministro de Defensa keniano, Yusuf Haji, afirmó que será una operación «sostenida en el tiempo», e invocó el artículo 51 de la Carta de la ONU. Es la primera intervención de militares kenianos en Somalia desde el comienzo de la guerra civil en 1991. Las fuerzas de Kenia, apoyadas por tropas del Gobierno somalí de Transición entraron en la provincia del Bajo Juba. Varios testigos relataron la entrada de tanques y que los soldados tomaron posiciones y cavaron trincheras cerca de Qoqani, a pocas decenas de kilómetros de la frontera, en una operación complicada por fuertes lluvias. También los insurgentes reforzaron sus posiciones en la zona desplazando cientos de hombres.