Siete familias en Barcelona y varias decenas de personas en Madrid seguían ayer pendientes de cómo se resuelven las denuncias presentadas contra la ocupación, el sábado, de sendos edificios vacíos al término de las manifestaciones del movimiento de «indignados» que sacaron a la calles de cientos de miles de personas en todo el mundo. Sean desalojados o no, los «indignados» no descartan la ocupación de nuevos edificios, sobre todo que sean propiedad de los bancos, para entregárselos a familias deshauciadas por las propias entidades bancarias, indicaron a Europa Press fuentes del colectivo. Mientras, los ocupas esperaban y se preparaban para un eventual desalojo.

El edificio ocupado en la calle Almagro de Barcelona llevaba más de cinco años vacío porque el constructor quebró y la inmobiliaria que se lo quedó tampoco pudo afrontar las deudas, por lo que el bloque de once viviendas iba a pasar a manos de Cajamar. Allí se instalarán siete familias -algunas de ellas ya alojadas-, en situación «desesperada», deshauciadas o que se han quedado en la calle por la crisis, y que esperan cómo se resuelve la denuncia presentada por los propietarios y si el juez ordena finalmente un «desalojo exprés».

En parecida situación se encontraban ayer las cuarenta personas -entre ellas una anciana de 73 y un bebé de meses- que ocuparon en Hotel Madrid, en la madrileña calle Carretas, cerca de la Puerta del Sol. El edificio lleva dos años cerrado y ha sido ocupado y desalojado otras veces. Los «indignados» instalados en él acordaron no oponer resistencia en caso de desalojo, ya que la inmobiliaria propietaria también denunció la ocupación. Ayer tenían previsto decidir qué utilidad darle.