UN TRISTE ATHLETIC DEJA OTRA VEZ A OSASUNA DE VACÍO
Ganó el que que más la metió
Los rojiblancos, en una primera parte nada acertada y sin juego alguno, sentenciaron el partido con tres goles que no hacían justicia a lo visto sobre el césped. La segunda mitad sólo sirvió para que San Mamés disfrutara con su equipo y el marcador.
ATHLETIC 3
OSASUNA 1
Joseba VIVANCO
Osasuna, como bien había dicho su delantero Nino, se había aprendido el «A, B, C» del juego del Athletic. Ése que se saben ya de carrerilla hasta los más jóvenes seguidores de los leones. Con lo que no contaba era con que también la fortuna y la puntería, la misma que les había faltado semanas atrás, parecen alinearse cada vez más con los rojiblancos. Porque si un mal Athletic jugó algo a su fútbol fue en la segunda mitad, ya con el marcador en clara ventaja. Por contra, Osasuna, se encontró con un resultado adverso, casi sin comerlo ni beberlo.
Arrancó el Athletic el partido metiendo el miedo en el cuerpo de Mendilibar después de que Iturraspe fallara una clara ocasión en el área rojilla sin superar el minuto de juego. Al poco, el de Zaldibar ya estaba dando órdenes a Cejudo. Pero pronto se vio que iba a ser lo que ambos entrenadores habían deseado, un encuentro abierto, de ida y vuelta. Porque Osasuna fue el primero en tirar a puerta cuatro minutos después por medio de Lamah y poco después, nueva internada del lateral osasunista, se cuela hasta el área, chuta, repele Iraizoz y a bocajarro, Nino se vuelve a topar con el portero.
Osasuna empezó a hacer mucho daño por la banda de Iraola-Susaeta y el Athletic atacaba pero errando en la decisión del último pase. Salieron como fríos los rojiblancos, sin acertar siquiera a despejar balones por alto en su área pequeña, abusando incluso de las faltas. En tanto, Osasuna, con también lagunas atrás, parecía más seguro de sí mismo.
Los de Bielsa estaban desconocidos, como si la semana de calor les hubiera sentado mal. Apenas un rebote iba a sus pies, pases mal elegidos o mal dados, un dubitativo Iraizoz a la hora de salir, un Iraola que seguía preguntándose de qué país era Lamah para apuntarle su matrícula, poca presión sobre el rival... y Amorebieta erigiéndose en el jugador por el que pasaban todos los balones. Y Osasuna, a lo suyo. Sin agobios y pasando más rato en campo rival que en propio. Sólo una clara ocasión fallada a los veinte minutos por Susaeta y un remate de cabeza de Llorente a la salida de un córner, apenas sí despertaron a la grada de su incredulidad. Y a renglón seguido, los rojillos volvieron a probar a Iraizoz al saque de una falta.
Poco antes del minuto treinta, Bielsa puso a calentar a un ovacionado Herrera y a Aurtenetxe. Quizá sirvió de acicate a sus compañeros sobre el césped, porque en una apertura de banda hacia Susaeta, éste logra centrar atrás, Llorente se revuelve en el área pequeña y el más listo de la clase, Iker Muniain, envía de manera poco ortodoxa el balón a la red de un sorprendido Andrés. Estallaba San Mamés. Respiraba aliviado. Inmerecido, pero efectivo.
Osasuna siguió a lo suyo y el Athletic... también. Un tanto inseguro, sin combinar apenas... y fue la mejor jugada que trenzó, a partir de un aplaudido robo de balón de Muniain en su campo, la que volvió a levantar a La Catedral de sus asientos. De banda a banda, como mandan los cánones, rodó el balón para apertura de nuevo a Susaeta, que centra, remata Llorente, el balón da en la mano de Roversio, con la fortuna de que Gabilondo aparecía por allí para enchufar su tercer gol de esta temporada.
Poco que reprochar al equipo de Mendilibar, que lo siguió intentando, dando incluso más sensación de peligro que los bilbainos y prueba de ello fueron sus córners a favor y hasta un cabezazo de Sergio que Iraizoz sacó en el mismo larguero. Pero Osasuna amenazaba y no daba. Para eso ya estaba anoche el Athletic. Balón que roba a la contra Javi Martínez en su campo, inicia una de sus temibles cabalgadas que un defensa frena y el balón llega a Iraola en el otro costado. Y el lateral, hasta entonces desacertado, atina a ponerla milimetrada en la testa del de Aiegi, que remacha. Tres goles como tres soles.
Tras el descanso, al tiqui-taca
Tras el descanso, a Osasuna no le quedó otra que irse hacia arriba, mientras que Bielsa dejó en el vestuario a Gabilondo y puso en el lateral a Aurtenetxe, con De Marcos más centrado y Muniain saliendo a la banda derecha. Y fue una combinación entre ambos la que casi saca los pañuelos en San Mamés si el alavés coloca su disparo en la escuadra, pero por dentro.
La volvieron a intentar ambos poco después en otra jugada de combinación y a De Marcos se le vio mucho más a gusto que en ese lateral en el que Bielsa insiste erre que erre, a pesar de que es uno de los jugadores que más balones pierde a la hora de pasarla. La banda derecha del Athletic sigue siendo su mejor arma. Y si falla, ya están atrás los colosos Amorebieta y Ekiza para cortarlo todo lo que les llegue de rebote.
Esos arranques por la banda fueron los que parece que metieron a los rojiblancos en el partido, empezaron, ahora sí, a tocarla, a mimarla, Muniain entraba en juego, e Iturraspe, era la hora de las triangulaciones, de los robos de balón sin dejar salir al rival... Y empezaron con fuerza los gritos de ¡Athletic, Athletic! Éste sí se le empezaba a parecer. Control del balón, posesión, presión. Hasta se gustaban por momentos. Y Osasuna, sin sobreponerse. Desdibujado. Demasiado castigo.
Así que los de Bielsa siguieron a lo suyo. Entrando por las bandas, ahora la derecha, ahora la izquierda, y la grada tranquila, relajada. Y por si no tuviera poco Osasuna, vio cómo Muniain `forzaba' la enésima expulsión de un rival, esta vez, Lamah. Y San Mamés se conformaba con vitorear en pie a un generoso Iker y hacer lo propio con su recambio Toquero.
Algún ¡uy! a tiro de Aurtenetxe a bocajarro, los buenos detalles y cabalgadas del `lehendakari', el momento para las bufandas al viento, el regreso de Ander Herrera al césped tras su olvidada lesión... Hasta que llegó el tonto penalti de Javi Martínez. Gol del honor para Osasuna y pitido final, con un holgado y reconfortante 3-0. Los rojiblancos miran hacia arriba; los rojillos, de reojo, hacia abajo.
Andoni Iraola disputó anoche su partido 342 con el Athletic -de ellos, 286 de Liga- lo que le coloca entre los 25 leones que más veces ha vestido camiseta rojiblanca, después de dejar atrás a todo un Iñaki Sáez o a Agustín Gisasola. El de Usurbil (1982) debutó con el equipo rojiblanco el 30 de agosto de 2003 frente al Barcelona. A quien tiene al alcance de la mano es a Santi Urkiaga, a sólo tres encuentros, los mismos a los que está José Luis Artetxe. Iraola está a sólo diez partidos de igualar al mítico Zarra y a sólo uno más de hacerlo con su ex-compañero aún en activo Fran Yeste.