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Tras la declaración histórica de ETA

La paz llega con Antonio López

Iñaki IRIONDO 

El anuncio de que ETA pone fin a la lucha armada ha llegado cuando el pintor Antonio López tiene expuesta parte de su obra en el Museo de Bellas Artes de Bilbo. Habrá quien, con toda la razón, se pregunte qué tiene que ver una cosa con la otra, qué sentido tiene esa frase. Pues el mismo sentido que decir que el anuncio de que ETA pone fin a la lucha armada ha llegado con Patxi López en Lehendakaritza.

En esta última semana, al menos la portavoz del Gobierno de Lakua, Idoia Mendia, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, y el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, han destacado que el fin de la actividad armada de ETA ha llegado durante el mandato de Patxi López y lo han hecho dando a entender que había una relación causal entre la labor del actual lehendakari y la decisión de ETA. Además, sus discusiones domésticas han derivado en comentarios poco afortunados como sobre el grado de achicharramiento que López ha padecido en esta empresa. Eguiguren cree que no ha quedado muy hecho (más bien habría que decir que crudo), mientras que Mendia sostiene que se ha quemado demasiado.

En esto lleva más razón el presidente del PSE, porque ¿cuáles han sido las iniciativas del Gobierno de Lakua que hayan podido propiciar la decisión de ETA? ¿Aquel Plan de Convivencia que enfrentó a los partidos entre ellos durante meses y del que lo único que se ha vuelto a saber es que en algunos periódicos se dice que algunas víctimas no identificadas han dado charlas a alumnos de algunas escuelas que no se nombran? ¿O pretenden que el silenciamiento de las armas por parte de ETA se debe al empeño de convertir la Ertzaintza en una brigada de limpieza de carteles y pancartas? ¿O ha sido por perseguir a padres y madres que portaban los retratos de sus hijas e hijos presos a cientos de kilómetros de sus casas?

Que el anuncio histórico del final de la lucha armada le haya pillado al lehendakari en un tren al otro lado del Océano Atlántico es la metáfora perfecta de la intervención que en esta materia ha tenido Patxi López. El desconocimiento de cuándo se iba a hacer público el comunicado, el que no tuviera a nadie que se lo hubiera contado, son síntomas de un preocupante aislamiento y de falta de contacto con la realidad.

Ahora dice que va a poner en marcha una ronda de partidos. Si se acuerda conformar algún tipo de mesa o de foro habrá de ser necesariamente extraparlamentario, porque uno de los protagonistas del momento político actual fue excluido de las elecciones autonómicas. Y entonces Patxi López deberá reconocer que si se respetara el cuadro de la verdadera representación política y social, tendría las mismas posibilidades de ser lehendakari que Antonio López.

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