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Con «El niño de la bicicleta», los Dardenne se vuelven optimistas ante la crisis
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M.I. | DONOSTIA
Los hermanos Dardenne, al igual que le ocurre a Mike Leigh, se han vuelto más optimistas y esperanzados en tiempos de crisis. Piensan que en los tiempos de falsa prosperidad había que mostrar el lado oscuro de la realidad europea, mientras que ahora no quieren contribuir a la negatividad generalizada, por lo que es mejor ver la luz al final del túnel. Este cambio de actitud no les ha perjudicado, toda vez que volvieron a salir premiados del Festival de Cannes, haciéndose con el Gran Premio del Jurado.
En «El niño de la bicicleta» se agarran a la rica tradición del cine europeo en defensa de la infancia desprotegida, representada por Truffaut y tantos otros. Nos recuerdan que no solo hay niños huérfanos en los países del tercer mundo, retratando a uno de un orfanato belga. Una peluquera concienciada del problema lo toma en acogida y se arma de paciencia para comprender sus arrebatos de ira, así como su obsesión por encontrar al padre biológico que lo abandonó. Aún así, tienen tiempo para pasear juntos en bicicleta y disfrutar de un ambiente más luminoso que el de otras películas de los Dardenne.