Segunda parte de «El resplandor»: las secuelas del hotel Overlook
Recientemente, el escritor norteamericano Stephen King anunció, para sorpresa de su legión de seguidores, que se encuentra enfrascado ultimando los detalles de lo que será su nuevo proyecto literario: la segunda entrega de la superventas «El resplandor», una novela en la que se basó Stanley Kubrick para su escalofriante versión cinematográfica. Dicha noticia es un buen pretexto para retornar a los solitarios y fantasmales pasillos del hotel Overlook.
Koldo LANDALUZE |
En las laberínticas entrañas del hotel Overlook, un niño recorre con su coche a pedales los pasillos que derivan hacia la habitación 237. En la planta baja del inmenso y solitario edificio, en el gran salón dominado por una máquina de escribir, una mujer refleja en su rostro la inquietud que le ha provocado descubrir lo único que su marido ha logrado redactar en el transcurso de unos días gobernados por la soledad y la nieve: «All work and no play makes Jack a dull boy». Mientras el miedo recorre cada uno de los rincones del hotel Overlook, un hombre coge su hacha instigado por la locura.
Fijadas en nuestra retina, esta imágenes que primero fueron escritas por Stephen King y posteriormente filmadas por Stanley Kubrick, detallan el progresivo descenso a los infiernos de la locura que protagoniza un clan familiar cuando Jack Torrance, un escritor marcado por su pasado alcohólico y que fue expulsado del colegio en el que impartía sus clases tras golpear a un alumno, acepta el trabajo de ejercer de cuidador de un hotel durante el período invernal.
En compañía de su hijo y su esposa, los tres descubren y padecen los secretos ocultos de un edificio que manipula tanto a los vivos como a los muertos. Sólo el pequeño Danny, dotado un «resplandor» muy especial que le permite sentir y visionar las oscuras fuerzas paranormales que cohabitan en el hotel, será capaz de dar cierto sentido al progresivo deterioro que está padeciendo su familia.
La vida de Danny
Hace escasos días y mientras recogía el premio Mason -un galardón que reconoce el mérito de aquellos autores que han logrado acercar la literatura a las grandes audiencias-, Stephen King anunció que estaba ultimando los detalles de su nuevo proyecto: la segunda parte de una de sus obras más conocidas: «El resplandor». Tal y como señaló el escritor de Portland, esta segunda entrega está motivada porque en su fuero interno siempre ha sentido curiosidad por saber cómo sería la vida, en edad adulta, del pequeño Danny Torrance. Dejando a un lado las especulaciones comerciales que siempre inspiran este tipo de anuncios, el escritor ha asumido el reto de retomar uno de sus trabajos más vendidos y hacer frente a la oleada de críticas negativas que puede inspirar un proyecto de estas características.
«El resplandor» fue la tercera novela escrita por King. Con anterioridad había alcanzado cierto renombre gracias a «Carrie» y «El misterio de Salem's Lot» y ello provocó que decidiera probar con algo novedoso a la hora de afrontar su tercera obra larga. Su intención fue abandonar su localidad natal de Maine y buscar nuevas escenografías en las que desarrollar su trama y, con tal fin, abrió un atlas de Estados Unidos y señaló al azar un lugar. Fruto de esta decisión caprichosa, Stephen King y su familia se dirigieron a un lugar ubicado en Colorado llamado Boulder. En su ruta decidieron alojarse en un hotel lindante al Parque Nacional Rocky Mountain de Colorado y casi se vieron en la obligación de prolongar su camino debido a que el hotel estaba a punto de ser cerrado debido a que se encontraba en plena temporada baja.
La noche del 30 de octubre de 1974, Stephen King y su familia -alojados en la habitación 237- fueron los únicos huéspedes del hotel Stanley. Mientras escuchaba en la habitación el hilo musical y comprobaba que la suya era la única mesa que estaba preparada para la cena, el escritor cayó en la cuenta de que tenía en mente los primeros mimbres de su futura novela. «A excepción de las nuestras -recuerda King- todas las sillas estaban encima de las mesas. Mientras la música hacía eco en el pasillo, se asomaron las primeras ideas y cuando me fui a la cama esa noche, tuve el libro en mi mente».
Un sueño en el Stanley
Animado por los primeros esbozos que le inspiraron el eco de la música y la imagen del gran salón vacío, el escritor decidió dar un paseo por los pasillos solitarios del Hotel Stanley y acabó en la barra del bar, donde compartió charla y confidencias con un camarero llamado Grady. «Esa noche soñé que mi hijo de tres años corría por los pasillos -prosigue el relato de King-, mirando hacia atrás sobre su hombro, con los ojos dilatados, gritando. Estaba siendo perseguido por una manguera de incendio. Me desperté con un tremend0 espasmo, sudado de los pies a la cabeza y a punto de caerme de la cama. Me levanté, encendí un cigarrillo, me senté en una silla mirando por la ventana a las Rocosas y, cuando el cigarrillo se consumió, tuve el armazón del libro firmemente establecido en mi mente».
Desarrollada en cinco partes, la novela incluye notables referencias a algunas de las novelas que King utilizó como base inspiradora: «The Haunting of Hill House», de Shirley Jackson; «Burnt Offerings», de Robert Marasco, y «La máscara de la Muerte Roja», de Edgar Allan Poe. Además de sus pasajes terroríficos, «El resplandor» también incluye elementos muy personales del propio autor, el cual logró exorcizar sus propios miedos plasmándolos en la mentalidad del protagonista. «El protagonista -dice King- es un hombre que ha roto los brazos de su hijo, que tiene un historial violento: golpea a los niños y se golpea a sí mismo. Y siendo yo un joven padre con dos hijos, estaba aterrado por mi ocasional sentimiento de antagonismo hacia mis hijos. ¿No quieres parar? ¿No quieres ir a la cama? Y el tiempo me ha dado la idea de que probablemente hay un montón de jóvenes padres y madres que se sienten enojados, que tienen sentimientos agresivos hacia sus hijos. Así que cuando escribí este libro escribí un montón de cosas que trato de alejar de mi mismo, pero también es una confesión. Sí, hay momentos en que me sentía muy enojado por mis hijos e incluso sentí que quería lastimarlos».
A finales de los 70, un cineasta buscaba con ahínco la base literaria sobre la cual rodar su última obsesión. Cinco años después de «Barry Lyndon», Stanley Kubrick se había planteado un nuevo reto: filmar una película relacionada con el terror y en concreto con los que regresan de entre los muertos. Un ejecutivo de la Warner le envió un ejemplar de «El resplandor», novela escrita por un autor que con anterioridad ya había sido trasladado a la gran pantalla con éxito con «Carrie».
A Kubrick le gustó el sustrato de la obra y telefoneó a la escritora y futura co-guionista Diane Johnson. Entre ambos desglosaron al milímetro la novela, calibraron lo que debía permanecer en el filme y lo que debía ser desechado. Fiel a su obsesivo método de trabajo, el autor de «La naranja mecánica» empleó doce meses en preparar los monumentales decorados del Hotel Overlook. Sabedor de la importancia que tenía el edificio dentro de la trama y obligado a otorgarle un rol protagonista, Kubrick contrató los servicios del director artístico Ray Walker, quien recorrió durante meses Norteamérica. «Todos los detalles del decorado -afirmó Walker- están fielmente copiados de edificios e interiores auténticos. El exterior del hotel Overlook está basado en un hotel de Colorado y los interiores, de muchos sitios distintos, son todos reales. El retrete rojo y blanco, por ejemplo, donde Jack habla con el camarero Grady, es un retrete construido a imagen y semejanza de otro que encontré en un hotel de Phoenix».
Unido a este engranaje visual, Jack Nicholson, Shelley Duvall y un precoz Danny Lloyd fueron los encargados de dotar de físico a los terrores que alberga el hotel Overlook. Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Donostia en el año 80, la película regresó a los laboratorios tras las tímidas críticas que recibió y Kubrick se empleó a fondo en la tarea de remontar la obra, lo cual se tradujo en diecisiete cortes correspondientes a unos 25 minutos del metraje original.
Entre las malas críticas que recibió, se encontraba la del propio escritor, quien describió de estas manera las impresiones que le causó el visionado de la película: «Es como un enorme y precioso cadillac sin motor adentro». La coguionista Diane Johnson le respondió en estos términos: «Entre nosotros, `El resplandor' no forma parte de la gran literatura. Da miedo, es eficaz y funciona, sin más; no es muy bueno. Pero precisamente es interesante ver cómo un libro bastante malo puede ser también muy eficaz. Lo que es evidente es que la idea, el argumento, es muy bueno. De hecho, Stephen King posee una extraña capacidad para obtener este tipo de efecto, provocar el miedo en el lector. Piensa probablemente que es mejor escritor de lo que en realidad es».
La obra de Stephen King, en sus muy diversos formatos de novela o relato corto, ha sido trasladada a la pequeña y gran pantalla en multitud de ocasiones. El anuncio de la segunda parte de «El resplandor» también ha provocado el inevitable rumor de que diversas compañías se encuentren pugnando por los derechos de esta novela, que quizás pueda contar con su correspondiente adaptación fílmica. Dejando a un lado los territorios de la especulación, lo que sí se ha confirmado de momento es el proyecto común que comparten Steven Spielberg y Stephen King. Tal y como ha anunciado la cadena televisiva Showtime, Spielberg y DreamWork TV avalarán en la producción la miniserie basada en el best seller de King titulado «La cúpula». El argumento de la obra gira en torno a una pequeña población de Maine que queda atrapada bajo un misterioso campo de fuerza invisible que evita que sus habitantes puedan mantener cualquier tipo de contacto con el mundo exterior. Esta situación inusual provocará que los ciudadanos dictaminen un nuevo status cotidiano y social que les evite caer en la locura o el caos. K.L.