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Fede de los Ríos

Dos lehendakaris, tres tartas y un solo mundo

Maleducados, incultos, desconociendo de dónde venimos y a dónde vamos; renqueando y más jodidos que el arroz, pero eso sí, podremos disfrutar viendo pasar un tren a toda hostia

El Gobierno, por boca de José Blanco, replica a Otegi que lo que importa ahora es «dar pasos adelante», dice un titular en el diario de la derecha española civilizada. Dar pasos adelante, se le pide a quien se en- cuentra en prisión por voluntad de un gobierno del que forma parte quien lo dice. ¿Cuántos pasos hacia delante pueden darse en una celda, Pepiño querido? ¿cuatro, cinco... seis si son pasitos cortos y en diagonal? Hay que ser católico y gozar del perdón de los pecados tras confesión para poder mirarse en el espejo después de semejante despropósito.

¿Qué dice el Lehendakari de todos los vascongados y vascongadas, gracias al encarcelamiento e ilegalización de otros? A su vuelta de convenios culinarios por las Américas, en un momento histórico para su país, balbucea un monocorde discurso aprendido en tiempos pasados. Es triste pero la cosa parece no dar para más. Donde no hay mata difícil encontrar tubérculo. Ardua tarea estar a la altura a quien nació padeciendo de vértigo.

¿Y la lehendakari de los navarros y navarras? ¿Dónde estás, dónde estás Yolanda? ¿Qué pasó, qué paso, Yolanda? Ella impasible el ademán. Ni metafórica bofetada que la espabilara ni metonímica tarta que la endulzara. A partir de ahora el sector pastelero ya es parte del entorno de ETA. La nata como derivado del amonal ni tan mal. Lástima la obsesión de la Señora por las dietas.

Un tartazo, como expresión plástica de rechazo, deviene agresión necesitada de condena y la imposición del TAV para beneficio de unos pocos e hipoteca para la mayoría exige el aplauso unánime, la adhesión inquebrantable y la alegría de la población navarra que lo va a pagar de por vida. Educación, Cultura, Sanidad y Asistencia Social necesitan de recortes con que afrontar la alta velocidad y la alta voracidad de nuestros gobernantes.

Maleducados, incultos, desconociendo de dónde venimos y a dónde vamos; renqueando y más jodidos que el arroz, pero eso sí, podremos disfrutar viendo pasar un tren a toda hostia. Me han explicado que si al montar en el veloz tren te vienen ganas de orinar, si comienzas la micción en Castejón (Nafarroa), al finalizar, la segunda sacudida te pilla ya en Medina del Campo (Valladolid). Todo un logro.

El mundo cada vez más pequeño, a la medida de la inteligencia de los que nos gobiernan y de quienes les votan. Se trata no de adaptarnos al medio sino de adaptar el medio a nosotros. Un nuevo paradigma postdarwinista: la Teoría de la Involución. La Civilización acaba con la Cultura al tiempo que la Ciencia se pone al servicio de la Técnica.

A ver si avanzan un poco más y consiguen que podamos teletransportarnos. No habrá fronteras: podrás vivir en Otxandio, trabajar para la Shell en Iraq, tomar whisky con Coca-Cola en Helsinki, comer en un McDonals de Tumbuctú, ver una película de Spielberg en Tokio y echar un kiki en Alaska mientras tus hijos estudian inglés en Nueva Delhi o esperan los regalos de Santa Claus en Guantánamo.

Todo en el mismo día. ¡Bonito, eh! Eso sí es cosmopolitismo y no lo de la Rosa Díez y el Sánchez Dragó.

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