Utilizando los recursos y elementos narrativos más o menos habituales del género policíaco clásico, estas series llegadas del frío consiguen crear atmósferas en las que el paisaje como referencia (incluso parte integrante de la trama) o la no necesidad de que no sucedan «cosas» constante hacen que los guiones fluyan sosegadamente, introduciéndonos de un modo hipnótico en las historias que cuentan. Con una elegancia singular se han rodado los dos primeros capítulos de «The Killing», que tienen su origen en la danesa «Forbrydelsen». Seattle es el lugar escogido para desarrollar la trama sobre la investigación del asesinato de Rosie Larsen. La lluvia persigue las andanzas de los detectives, que, dicho sea de paso, apenas se alimentan, duermen, a duras penas atienden a sus necesidades como seres humanos al servicio de la investigación que llevan a cabo. Ambos inspectores parecen vivir en una «subtrama» de la vida en la que actúan. ¿Quién mató a Rosie Larsen?