La desventaja de 20 goles no lo cuenta todo del partido de ayer. Bera Bera volvió a competir en esta Liga que se juega a saltos y donde es difícil que un equipo con objetivos ambiciosos -como el donostiarra- consiga mantener a punto su concentración.

Pero lo hizo, y lo mejor fue que, pese a la diferencia, Bera Bera estuvo enchufado al partido hasta el final, con Eli Pinedo y Cuña garantizando la intensidad defensiva y ofensiva del equipo, respetando al rival pero sin perdonar ni una sola ocasión de aumentar el marcador.

Porriño tampoco se entregó. Sus recursos eran más limitados, pero dio la cara todo el partido sin mirar al marcador. La seriedad con la que se aplicó en defensa el Bera Bera le puso las cosas difíciles -sufrió hasta 30 pérdidas de balón en ataque-, pero no dejó de atacar en ningún momento, ni trató de enredar el juego ni de ralentizarlo -de hecho, sólo le sancionaron una vez con juego pasivo- y, aunque tuvo que ver el partido perdido antes del descanso, siguió peleando y luchando para dejar constancia de su combatividad, un arma al que sacarán rédito al amparo de su público.

Sin emoción en el marcador, hubo tiempo para los detalles: el técnico gallego ya había utilizado a todas sus jugadoras en el minuto 20 -salvo la portera suplente, que jugó los 15 últimos minutos-. Sólo hubo dos penaltis, uno por equipo (el favorable a Bera Bera en el minuto 57.30). La pega en el balón propició varios errores en la segunda parte, y la central de 16 años Cacheda dejó un par de detalles, aunque fue el primer partido en que no pudo marcar. Cuña saludó a todas sus paisanas al final del partido, y Maialen Mujika a sus ex compañeras zarauztarras que acudieron a verla a Bidebieta.