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Junta Rectora de SEA Empresarios Alaveses

Agur Jauna

Han sido cuatro años de compartir retos e ilusiones, años difíciles en lo económico y empresarial, pero imborrables en lo humano, porque en la adversidad es donde los hombres con mayúsculas toman su verdadera dimensión

En julio del año 2007 la suerte de Juan José Azurmendi iba a cambiar. Su compromiso con la patronal alavesa iba a ir más allá de la confianza que depositó en esta organización como miembro fundador.

Y, en principio, él no lo había previsto así en su plan de vuelo.

SEA Empresarios Alaveses, en aquellos momentos, estaba necesitada de avanzar en la cohesión interna y Juanjo fue el elegido por sus dotes dialogantes y de negociación para pilotar en tan complejas condiciones. Sorprendido por su elección hizo frente a la responsabilidad con entereza y aplomo.

Sin prisa, pero sin pausa, marcó desde el primer minuto un ritmo sostenido en el que -sin forzar la marcha- supo ir sumando al proyecto de SEA Empresarios Alaveses a unos y a otros. Ejerció el liderazgo empresarial con dedicación y esfuerzo.

No eran pocas las veces que, de manera socarrona, nos decía: «Me habéis engañado respecto al tiempo que iba a emplear en el ejercicio de la Presidencia». No lo hacía con ánimo de reproche, porque no cabía en su magnánima forma de ser.

Aportó su granito de arena, como le gustaba decir, y aquella organización empresarial camina ahora con rumbo preciso y mano firme en la defensa de los intereses de los empresarios alaveses, a los que, por cierto, conocía prácticamente a todos. Predicamento que junto a la cercanía que transmitía, sin duda, fueron un activo que le profirió una legitimidad incontestable ante el colectivo empresarial.

Juan José Azurmendi pilotó su vida desde la humildad, el trabajo y la responsabilidad. Máximas que junto a su energía y optimismo hacían factible lo imposible a priori. Consiguió impregnar su vitalidad a toda la organización, bien a los profesionales, bien a las empresas. Cuando tenía una idea o la había visto allá donde viajaba con su avión corría a compartirla para que quien pudiera la pusiera en práctica y siguiera creciendo como empresa. Siempre tenía una palabra de ánimo y de aliento para todo el mundo.

Tenemos fresco en nuestra memoria el recuerdo de sus libros de actas, donde con letra de preciosa caligrafía recogía sus abundantes notas de todas y cada una de las reuniones a las que asistía con el fin de poder trasladar a los compañeros de Junta todos los detalles de las mismas.

Han sido cuatro años de compartir retos e ilusiones, años difíciles en lo económico y empresarial, pero imborrables en lo humano, porque en la adversidad es donde los hombres con mayúsculas toman su verdadera dimensión.

El pasado lunes nos dejó, sin ser consciente de la gran huella y del tremendo vacío que deja en la familia de SEA Empresarios Alaveses. Cogió el avión de la vida, tomó pista sin problema y, esta vez sin necesidad de pedir permiso a la torre de control, despegó sin coordenadas prefijadas hacia la eternidad.

Su ausencia solo encuentra consuelo en las múltiples muestras de cariño y aprecio que estamos recibiendo. Muestras que en nombre de la propia familia y de la organización empresarial que presidió Don Juan José Azurmendi Inchausti agradecemos de todo corazón.

Juanjo, por ti: Aurrera!

Agur Jauna.

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