Campaña especial en un momento histórico
La pasada medianoche comenzó en Hego Euskal Herria una nueva campaña electoral, la segunda en lo que va de año, que llega en un momento político trascendental, cuando este país está definiendo su propio futuro. Se trata de una campaña especial no tanto por los cargos institucionales, en este caso diputados y senadores, que deben elegirse el 20N, sino por el contexto histórico que envuelve esta cita. Y es que si las elecciones de mayo supusieron un punto de inflexión en clave positiva dentro del proceso iniciado hace dos años, los resultados de los próximos comicios pueden ser determinantes para fijar el escenario en el que los partidos y la propia sociedad den los pasos necesarios para asentar un espacio de paz y democracia. En este sentido, el trayecto será menos intrincado si quienes han apostado por la solución obtienen un gran respaldo y entran con fuerza en el Congreso y el Senado.
La decisión de ETA de cesar definitivamente su actividad armada ha condicionado las últimas semanas de la precampaña y seguirá marcando el camino hacia las urnas. Ahora, con el duelo entre Rubalcaba y Rajoy, parece que decantado, en un segundo plano, y con prioridades diferentes a las de un Estado español que lucha por no ahogarse en la crisis, la sociedad vasca mira con expectación qué es lo que hacen el resto de los agentes para acompañar al anuncio de la organización armada. Y si en primavera premió con su voto a quienes habían arriesgado por la solución, es de esperar que dentro de poco más de dos semanas haga lo mismo.
Esta campaña es especial, además, porque por primera vez en mucho tiempo una parte importante de la ciudadanía no ha tenido que esperar hasta el último minuto para saber si va a poder votar con una papeleta legal. Esto no oculta, sin embargo, que la izquierda abertzale sigue sin contar con una formación política legalizada y que decenas de miles de personas vuelven a las urnas con sus derechos conculcados. El 20N también debe servir para acabar con esta situación.