Guatemala elegirá el domingo a su nuevo presidente en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El ex general Otto Pérez Molina, favorito en las encuestas, se enfrentará al joven empresario Manuel Baldizón, que ha prometido firmeza para atajar los altos índices de violencia y pobreza.

Los últimos sondeos dan un 55% de los votos a Pérez Molina, frente a Baldizón, partidario de la pena de muerte.

La campaña electoral de ambos, que pasaron a la segunda vuelta con un 36% y 23% de los votos, se ha caracterizado por ser una de las más caras de los últimos años. La de Pérez Molina ha costado 22,5 millones de dólares, mientras que la de Baldizón, 13,7 millones de dólares.

Esta cantidad es significativa teniendo en cuenta que 14 millones de guatemaltecos viven con menos de un dólar al día.

Pese a las graves acusaciones que se ciernen sobre ellos, ambos candidatos han logrado movilizar al electorado.

Pérez Molina, conocido como el «general de la paz», firmó los acuerdos de paz, salpicados por las violaciones de derechos humanos cometidas durante el conflicto que, entre 1960 y 1996, causó 200.000 muertos y desaparecidos.

Por su parte, Baldizón se vanagloria del cambio de ideología política que ha experimentado. Entre 2006 y 2008 formó parte de un partido de izquierda para después fundar el Partido Libertad Democrática (LIDER) que, según analistas, ha recibido financiación directa del narcotráfico.

Retos del nuevo presidente

El nuevo presidente, que asumirá el cargo el 14 de enero, tendrá la delicada tarea de sacar al país de la extrema pobreza, que afecta al 51% de la población, de la corrupción y de la violencia que cada día acaba con la vida de 18 personas.

La mano del crimen organizado en sus diferentes vertientes -narcotráfico, maras, grupos armados- se extiende a las filas de la Policía y el Ejército. Según datos de la ONU, el 98% de los delitos quedan impunes.

También deberá atajar la severa desnutrición que afecta al 49% de los menores y la alta tasa de analfabetismo entre la población que supera el 30%.

«El nuevo Gobierno está llamado a la unidad de acción porque la situación es realmente difícil por la falta de mecanismos para combatir la pobreza, la violencia, la desigualdad social y la descomunal deuda exterior», subrayó el politólogo Marco Antonio Barahona.

El actual jefe de Estado, Álvaro Colom, no ha sido capaz de acometer las reformas prometidas durante su mandato por su frágil mayoría en el Parlamento y por falta de recursos.