Un triple, un balón perdido, una recuperación, una canasta sobre la bocina... los dichosos detalles. Son los detalles los que a veces deciden un partido, sobre todo porque éstos parecen tener un poder sobrenatural: decantarse a favor de un equipo, o en contra del otro, posibilitando que el marcador se desequilibre.

Bizkaia Bilbao Basket los tuvo todos en contra. Por un lado, falló en exceso desde la línea del triple -y la de los tiros libres-, mientras que el Bennet Cantú logró un par de rachas desde la larga distancia de modo que le sirvió para abrir una insalvable brecha en el marcador. Por otro lado, el conjunto vizcaino dependió en exceso de la anotación de Mumbrú y Banic, mientras que su rival tuvo diversos anotadores repartidos a lo largo del partido, de modo que daba igual si uno se apagaba, porque aparecía otro.

Y con todo, los hombres de negro volvieron a entrar en la parte final del encuentro con opciones de victoria, toda vez que, no sin esfuerzo, lograran reducir su desventaja por debajo de la barrera de los diez puntos. Sin embargo, a la hora de la verdad el cuadro italiano mostró más temple y acierto.

«Exceso de roce»

El conjunto de Fotis Katsikaris está teniendo que aprender a marchas forzadas lo que es la Euroliga lejos de casa. Las defensas son muy duras y los arbitrajes, más permisivos, lo cual hace que el ritmo que los hombres de negro buscan imponer no termine de salir a flote. Frente al Cantú, Bizkaia Bilbao Basket notó ese «exceso de roce» durante muchos momentos, ya que ni Aaron Jackson ni Raúl López acertaban a conseguir buenas situaciones de ataque.

Mientras, en el conjunto transalpino Shemardini y Micov se adueñaban del encuentro en una primera mitad que se descosió en los cinco últimos minutos. La defensa bilbaina, sobre todo su control del rebote defensivo, se vino abajo, y por esa grieta Cantú colaría un parcial de 10-0, pasando del 24-23 al 34-23, una losa que pesaría lo suyo en tiempo de descanso, 42-31, tras una canasta sobre la bocina del ex baskonista Micov.

Por parte bilbaina sobresalían la sobriedad de Banic y un Mumbrú menos ofuscado que en días anteriores, pero el escaso acierto triplista, aparte del problema reboteador, facilitaban la tarea a los de Trinchieri.

De tres vale más que de dos

Tras el regreso de los vestuarios, el agujero reboteador bilbaino se fue cerrando, y a base de cargar el juego al interior, dado que desde lejos no se acertaba, Bizkaia Bilbao Basket comenzaba a limar diferencias, con D'Or Fischer uniéndose al dúo Banic-Mumbrú en la tarea de buscar la remontada. Con la ausencia de Marconato, el Cantí sufría en su juego interior, pero lograba la manera de seguir sacando la cabeza en el luminoso: el triple.

Fue el sempiterno Gianluca Basile en mostrar el camino a los de Trinchieri con dos lanzamientos lejanísimos que clavó sin aparente esfuerzo, el segundo de ellos un «tiro ignorante» de los que ha metido en su dilatada carrera. Sus compañeros no querían ser menos, y Leunen, Mazzarino o Markoishvili -este último clavó un triple providencial a poco más de un minuto del final- clavaron varios tiros lejanos que fueron como puñales para un Bilbao Basket impotente ante los arreones de su rival.

En cualquier caso, los de Fotis Katsikaris supieron mantenerse en la brecha hasta el final y, a pesar de la derrota, se quedaron con una desventaja asequible de cara al duelo de la segunda vuelta a disputarse en el Bizkaia Arena, que será otra historia.