Los mercados no dieron su aprobado a los acuerdos del G-20, dado que dejan todavía muchos flecos sueltos en materia de aportaciones a los mecanismos de rescate y regulación del sistema financiero. En el plan de acción consensuado, que trata de frenar la recesión y crear empleo, no se contemplan tampoco medidas determinantes para obligar a los gobiernos a llevarlas cabo. Mientras tanto, una vez dejado atrás el referéndum griego, las bolsas cerraron sin saber el futuro de Yorgos Papandreu y la nueva composición del gobierno, lo que sigue representando una amenaza. En Estados Unidos, los datos del paro parecían dar un respiro al reducirse la tasa una décima, hasta el 9%. No obstante, tan sólo se crearon 80.000 empleos, una cifra inferior a la esperada y muy alejada de las 158.000 nuevas nóminas de setiembre. Por tanto, la falta de concreción, una vez más, en los compromisos para frenar la crisis lastró a los índices. El Ibex retrocedió un 1,33%, hasta los 8.596,40 puntos, por lo que eleva hasta el 6,81% su caída semanal. El desencanto por la nueva oportunidad perdida también tiñó de rojo París (-2,25%), Fráncfort (-2,72%) y Londres (-0,33%). En el Ibex, destacó el batacazo de Técnicas Reunidas, que se hundió un 8,25%. Por detrás quedaron los descuentos de Iberdrola (-3,22%) y BBVA (-2,76%). Ninguno de los pesos pesados escapó de las pérdidas. OHL (+0,92%) fue el mejor entre los ganadores. En París, Alcatel-Lucent se desplomó un 17,06%, mientras que otros once valores, incluidos BNP Paribas y Société Générale, reducían en más de un 3% sus cotizaciones.