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VASCOS EN MADRID (I) 1978

«Gora Euskadi Askatuta!» en la tribuna del Congreso

El puño en alto de «Ortzi» en la tribuna del Congreso es tan recordado que, 33 años después, dirigentes del PNV todavía están recurriendo a él para atacar a Amaiur. Por contra, aquel «Gora euskadi askatuta, gora euskadi sozialista!» que precedió a un portazo sigue siendo una referencia insumisa vasca contra el veto español en sus mismísimas Cortes.

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Imanol INTZIARTE-Ramón SOLA

Mucho antes que la ilegalización, en aquella primera legislatura tras la muerte de Francisco Franco, los partidos mayoritarios del Congreso ensayaron otra fórmula más blanda, pero que pretendía silenciar también a las voz vasca más combativa en Madrid. Era la de Francisco Letamendia, Ortzi, que había sido elegido diputado con las siglas de Euskadiko Ezkerra pero pronto se ubicaría en la naciente Herri Batasuna. Eran también los meses en que se diseñaban desde la Constitución hasta la Ley Antiterrorista. Cualquier disidencia, y más en una época de intensa actividad armada de ETA, resultaba muy incómoda.

Tras obtener su acta en los comicios de junio de 1977, Letamendia estaba incluido en el Grupo Mixto, y como tal tenía derecho a su correspondiente tiempo de intervención. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Un año después, UCD optaba por desplazar al Grupo Mixto a varios de sus diputados, y al mismo tiempo la Presidencia del Congreso declaraba que «siendo el Grupo Mixto un conjunto sin unidad ideológica, sólo podrá intervenir un representante suyo en debates generales si se produce acuerdo unánime al respecto entre sus miembros». En la práctica, esto suponía acallar a Letamendia, que sólo podría tomar la palabra con el visto bueno de la UCD.

En una entrevista reciente a GARA, Ortzi contextualizaba aquel momento político de 1978: «Con la Constitución, todo se manifestó clarísimamente. Ante cualquier veleidad había de inmediato un comunicado de la Junta de Estado Mayor del Ejército que decía `¡cuidado!'. Por ejemplo, con el tema de la frontera hubo un pronunciamiento que decía `cuidado, porque si Navarra pasa a formar parte de Euskadi, hay una frontera que puede hacerles viables como Estado'».

«Democracia de verdad»

En esta situación se llegó al pleno del 8 de noviembre de 1978, dedicado de manera monográfica al «orden público», es decir, a la situación en Euskal Herria. El portavoz de Alianza Popular, ex ministro de Gobernación con Suárez y anteriormente del franquismo, y luego presidente de honor del PP, Manuel Fraga, cargaría contra el Gobierno Suárez y contra Letamendia, al que reprochaba que hubiera acudido al primer congreso de «la asociación ilegal HASI», luego integrante principal de HB.

La respuesta de Ortzi no se hizo esperar. Tras pedir la palabra «por alusiones», el diputado independentista subió a la tribuna y, siguiendo el hilo conductor de las palabras de Fraga, le explicó que en el congreso de HASI «un gran sector de jóvenes gritó con el puño en alto: `Gora Euskadi askatuta, gora Euskadi sozialista!». Los gritos sonaron como un auténtico aldabonazo tanto en el corazón de España como en Euskal Herria, donde tuvieron una amplia difusión. Acto seguido, el diputado abertzale presentó su dimisión para reivindicar «una democracia de verdad» en la que ninguna voz fuera silenciada, como se había intentado hacer con la suya.

Francisco Letamendia tenía entonces únicamente 34 años, pero contaba ya con una experiencia amplia en política, e incluso había intervenido en el proceso de Burgos. Unos meses después de su plante, concurriría de nuevo a las Cortes y sería elegido diputado ya bajo las siglas de HB, pero no volvió a pisar el Congreso porque la izquierda abertzale decidió no participar en la institución.

La incomodidad del PNV

Para la historia quedó aquel grito, y sobre todo aquella imagen, que simbolizaba la insumisión frente a los vetos españoles. Una fotografía que, por cierto, siempre desagradó profundamente al PNV, quizás porque dejaba en evidencia a sus diputados. En la precampaña para los comicios de este 20-N varios de sus líderes han preguntado a Amaiur si va a limitarse a acudir al Congreso a «gritar» y «levantar el puño», en clara alusión a aquel episodio.

En cuanto a Ortzi, durante estas tres décadas posteriores ha tenido una trayectoria muy prolífica como profesor y escritor, ahondando sobre todo en la historia de Euskal Herria.

En la entrevista a GARA, se declaraba sorprendido todavía de que «Euskal Herria haya podido desarrollar un movimiento nacionalista fuerte y, en ciertos territorios, hegemónico, entre dos nacionalismos de dar de comer aparte: el francés, que es el más estructurado y potente de Occidente, y el español, que tiene el síndrome turco de los antiguos imperios que luego han sido humillados y que tienen complejos de inferioridad y son muy agresivos contra todo aquello que cuestiona su nacionalismo». Su experiencia en el Congreso así lo atestigua.

 

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