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Dabid LAZKANOITURBURU Periodista

Resuenan los tambores de guerra a Irán

El grito de «guerra a Irán» se oye en los pasillos del Capitolio, se lee en la prensa de su gran aliado británico y se debate en el Gobierno de Israel, el brazo ejecutor de EEUU en la región de Oriente Medio.

Tras el fracaso en 2009 de la revuelta verde opositora en Teherán, Washington optó por potenciar la «diplomacia de las sanciones» mientras dejaba a Israel el trabajo sucio de ir eliminando (en lenguaje técnico) a científicos iraníes para frenar su programa nuclear. El hostigamiento ha incluido ciberataques que habrían conseguido retrasar la consolidación de Irán como potencia nuclear en igualdad de condiciones con Israel.

Pero las urgencias vuelven a llamar a la puerta. La rocambolesca denuncia por parte de la Casa Blanca de un supuesto plan iraní para matar al embajador saudí en Washington no parece haber dado los frutos deseados y la prensa anglosajona e israelí han filtrado esta semana planes concretos y debates con luz y taquígrafos en torno a una posible agresión militar.

El tiempo dirá si, como parece, estamos ante una maniobra para forzar nuevas sanciones o para alimentar desavenencias internas en el régimen iraní. O si alguien está tan loco -maliciosamente cuerdo- como para provocar que el mundo, sumergido en una crisis que recuerda a la del 29, se asome al abismo de otra Gran Guerra.

Lo que está claro es que, a dos meses de su retirada de Irak, EEUU e Israel no pueden asistir impasibles a la emergencia oficial de Irán como el dueño del país. Menos con su flanco palestino al descubierto y con el inestable escenario árabe. Tienen que dar primero. La cuestión es dónde y a quién. Y Siria, con todas sus espinas, es un bocado más digerible.